Opinión

Nacionalistas versus autonomistas

Las reivindicaciones que hacen los nacionalistas vascos están fundadas en el reconocimiento por parte del Gobierno español del derecho que, según ellos, tienen las autonomías a la autodeterminación. Esta es la causa de que el diálogo fracase ya antes de iniciarse el proceso. Esto es lo que nos lleva a entender la frustración de las negociaciones de paz. Con esta postura previa, no podremos llegar a ningún principio de acuerdo entre los nacionalistas y el Gobierno español, si antes no reformamos la Constitución y entre todos decidamos que España no es un Estado Autonómico sino un Estado Federal. El Gobierno no puede hacer concesiones en esta línea. En esta encrucijada, las negociaciones y el diálogo están condenadas al fracaso antes de iniciarse el proceso. Los líderes del nacionalismo vasco son independentistas y esto no es factible si antes no se reforma la Constitución. Los nacionalistas vascos, cuando se sientan a dialogar, quieren hacerlo jugando a dos barajas: una para los partidarios de la autodeterminación y otra para los partidarios del Estado Autonómico recogido en nuestra Constitución. En nuestra Constitución no caben proyectos compartidos, ni acuerdos entre los partidarios de tendencias federalistas o secesionistas y los partidarios de autonomías más o menos amplias. Los intereses de unos y otros son contrapuestos. Para los nacionalistas vascos privan los intereses particulares de la nación o de las naciones por encima de los generales del Estado de las Autonomías. Para unos hay sólo un Estado, mientras que otros ponen como meta una confederación de estados. El único marco para poder llegar a un acuerdo es convertir el Estado Español en un Estado Federal o Confederal, pero para esto hace falta convocar un referéndum que permita reformar nuestra Constitución. De lo contrario es sólo un medio para dejar pasar el tiempo y para retrasar el problema vasco sin darle soluciones políticas. El problema vasco sólo tiene dos salidas: o Estado Federal o Secesión y esto no es factible. El problema que subyace en Baskonia no es solo lingüístico, económico, penitenciario o institucional, sino antes que nada político, de federación y autodeterminación como pórtico de la independencia.


Es el Parlamento quien tiene que aportar soluciones. Las soluciones que proponen están muy lejos de ser validadas en la actualidad. Los vascos piden que la nación tenga su propio estado y afirman también que los viejos estados están desfasados, fruto de la globalización. El País Vasco está enfrentado con España dado que pone su propia nación por encima de la única nación, que es España. Para poder sentarnos a dialogar de igual a igual tendríamos que reconocer el derecho a la autodeterminación de Euskadi, y esto hoy por hoy es imposible en nuestro ordenamiento constitucional.


El diálogo no conduce a nada dado que los vascos van derechos a la autodeterminación, mientras que el Gobierno no puede hacer concesiones en esta línea. Las soluciones que el Gobierno actual intenta sólo sirven para dejar pasar tiempo, esto es, para retrasar la solución del problema. No podemos seguir aguardando a que el problema se resuelva con el tiempo. El problema no sólo se soluciona con la reforma de la Constitución. Si queremos un acuerdo con los nacionalistas vascos tenemos que someter a referéndum la autodeterminación de las autonomías. Someter a referéndum la forma de estado recogida en nuestra Constitución para así buscar una fórmula que haga posible la autodeterminación, reconociendo la libertad reclamada por los etarras, pero esto no es posible dado que rompería la unidad de España.


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