Opinión

La procesión del Corpus

En la festividad del Corpus Cristi, el acto central es la procesión con el Santísimo por las calles de la ciudad, que ese día se viste de gala. Calles, balcones y ventanas se adornan con banderas o gallardetes. Desde hace unos años, nuestra Plaza Mayor se cubre con una alfombra floral. Una verdadera sinfonía, filigrana de colores y de motivos geométricos para acoger el paso de la procesión con el Santísimo que transcurre en medio de una atmósfera de devoción y de recogimiento. La misa de esta festividad conmemora el día de la caridad fraterna. Los orígenes de la festividad se remontan al siglo XIII, aunque fue en el siglo XIV cuando se hizo de dominio común en toda la Iglesia.


En Galicia, la fiesta adquirió la personalidad que hoy tiene a mediados del siglo XVI. Fue entonces cuando se comenzaron a hacer las custodias portadoras del Santísimo para darle todo el esplendor a la procesión. A lo largo de los siglos, el carácter religioso de esta fiesta no ha estado exento de componentes profanos que aún hoy perviven en la fiesta, tales como la tarasca y la coca en Redondela, y Xan de Arzúa en la villa alaricana. En esta procesión, desde el siglo XV salen las hermandades y los gremios portando las imágenes de sus patronos acompañados de comparsas y personajes grotescos. Nos cuenta Vicente Risco que a principios del siglo XX en la ciudad de Ourense iban delante de la procesión amazonas, cabezudos y un grupo de santos patronos de los gremios y de las cofradías; la comitiva procesional discurría por las calles sembradas de espadañas, ramos y flores y desde los balcones, al paso del Santísimo, pías manos femeninas arrojaban pétalos de rosas. También formaban parte de la fiesta los autos sacramentales, las danzas blancas con sus trenzados y las corridas de toros. En la procesión participaron siempre autoridades civiles, militares y soldados desfilando por las calles o cubriendo carrera. Por la tarde abundaban las representaciones de autos sacramentales. Estas piezas teatrales iban acompañadas de juegos irreverentes que se llegaron a prohibir porque profanaban más que santificaban, provocando la irrisión de los fieles.


No faltaron años en los que la comitiva procesional discurría por calles cubiertas de ramas convertidas en alfombras que eran verdaderas obras de arte popular, como sucede hoy en la villa de Ponteareas (Pontevedra), donde las alfombras florales son un símbolo de fe. Los trabajos para lograr aquellas obras de arte popular comenzaban meses antes con la recogida del material y el diseño de los motivos de los tapices florales.


En la villa de Allariz, el Corpus además de ser una celebración religiosa cuenta con múltiples reminiscencias históricas legendarias. En esta villa tiene lugar ‘A Festa do Boi’ celebración cuyos orígenes se remontan la Edad Media, cuando Xan de Arzúa salió a lomos de un toro acompañado por sus criados provistos de sacos de hormigas y ceniza para ahuyentar a los judíos, quienes intentaban alterar la procesión del Corpus a su paso por la judería camino de la iglesia de San Esteban.



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