Opinión

La teología de la liberación

al estudio que tiene por objeto a Dios le llamamos teología. La manera de entender el ser de Dios está concretada en la Iglesia, en la vida y en los comportamientos de las gentes. Muchos cristianos y algunos escritores viven, creen y actúan con el convencimiento de que Dios es tolerante con el mal, con la pobreza, la explotación y con los abusos que padecen los hombres. En América Latina hay un sector de teólogos y de escritores que creen que Dios está reclamando con los pobres su liberación, y por ellos, para encontrarse con Dios, esos teólogos y esos cristianos luchan incluso políticamente por la liberación, y por esto algunos de ellos son perseguidos por las dictaduras y por el capital, tantas veces asesino. Critican algunos comportamientos de la iglesia y la jerarquía. Otros están renovando la Iglesia con sus comunidades vivas, con su fe probada, con su amor compartido y comprometido, sobre todo entre los más pobres. Se equivocan muchas veces al día en lo que dicen y en lo que hacen. ¿Pero quién no se equivoca?...


Su teología, la teología de la liberación es una teología ortodoxa y su Dios es nuestro Dios. Son teólogos que no desertaron de la Iglesia, aunque de ella no le gustan muchas cosas. El mayor mérito de la teología de la liberación está en que sirve a los pobres, descubre las causa de la pobreza, valora sus luchas y su vida, así como la centralidad evan gélica, y desafían las prácticas cristianas. Para los teólogos de la liberación el pobre es un lugar teológico privilegiado a partir del cual se entiende mejor el mensaje cristiano como buena nueva. Defienden la misión de la Iglesia como portaora y realizadora de la liberación integral. El compromiso de la Iglesia con los pobres es la teología que legitima esta acción. Pero a un sector de la Iglesia no le gustan muchas cosas de la teologia de la liberación y por ello la castigan y la frenan. Dicen que la iglesia que esos teólogos defienden está demasiado politizada, y que las cosas de Dios no deben mezclarse con las luchas de los hombres, ni tan siquiera por la lucha que llevan a cabo los pobres por liberarse.


Al Papa y a los ministros del Vaticano hay que escucharlos, pero no podemos ocultar que también se equivocan algunas veces, como cuando condenaron en el año 1633 a Galileo por decir que era la Tierra la que daba vueltas alrededor del Sol y no al revés, como era la creencia o la doctrina ortodoxa en su tiempo. La jerarquía de la Iglesia ha condenado a muchos que después resultaron ser santos en sus hechos y en su doctrina. Gracias a Dios se equivocan, como cuando quieren condenar la esencia de la teología de la liberación.



Te puede interesar