Opinión

Coincidencia horaria

Como ya se informó, durante dos meses Ourense será la capital cultural del Eixo Atlántico, cogiendo el relevo de las ciudades lusas de Vila Nova de Gaia y Viana do Castelo. Esto implicará la programación de actividades culturales. O lo que es lo mismo, que el calendario de citas socioculturales se intensificará.

Esta proliferación de actos conlleva el riesgo de atiborrar la agenda de citas dentro de las opciones que tiene cualquier ciudadano para invertir su tiempo libre o de ocio.

Esto puede dar lugar a que un invitado esté en la tesitura de decidir a qué acto va a acudir entre los que le han convocado. Pero esa determinación sólo obedece a razones horarias, o lo que es lo mismo, porque para la misma hora tiene, al menos, dos convocatorias en el mejor de los casos. Eso, en una gran capital, es admisible, pero en una ciudad como Ourense, la coincidencia horaria resulta mortal de necesidad, porque una gran parte de las veces, suelen ser las mismas personas las que concurren a los actos. Y no estamos diciendo nada nuevo. Constatamos hechos.

En más de una ocasión este tema ha sido objeto de debate. Incluso se llegó a proponer la creación de una entidad que se ocupase se coordinar las distintas programaciones que promueven las instituciones, para evitar precisamente esta coincidencia horaria. Sin embargo, esto no resulta tan fácil, puesto que, al menos cuando se trata de espectáculos, éstos vienen programados con mucha antelación, y si tienen envergadura y caché, todo el mundo está esperando su llegada.

Cosa distinta son las otras actividades sociales, como conferencias o a veces actos públicos como una inauguración. En ellos suelen participar representantes del estamento institucional y éstos, en más de una ocasión, se las ven y se las desean para estar allí a donde han sido invitados, y porque además no dejan de ser actividades que siempre contribuyen a afianzar su imagen social, que por otro lado, es también su hábitat natural.

Hemos asistido a actos donde un determinado dirigente institucional local preside una presentación, se ausenta de la mesa raudo y veloz, y a renglón seguido se va a otro sitio donde también se le esperaba. O el de otra “autoridad” que llega a un salón de actos donde tiene lugar un evento y al cabo de unos minutos se da cuenta de que se confundió de sitio y rápidamente se ausenta.

Cosas de tener agendas abigarradas en cuanto a citas a la misma hora. Por ello, hay que saber seleccionar llegado el momento para evitar escenas poco elegantes.

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