Opinión

Palabras en boga

En realidad, y aunque parezca inaudito, algún miembro de la Real Academia Española se ha quejado indebidamente en los medios de comunicación de la judicialización de la lengua. Pues bien, esto nos recuerda que actualmente en nuestro país hay una serie de palabras y expresiones que se han puesto de moda. Ahí van algunas.


Ahora hay protocolo para dar y tomar. Desde muy antiguo existieron únicamente los siguientes protocolos: 1) el notarial que, según la Ley del Notariado de 1862, es la colección ordenada de las escrituras matrices autorizadas durante un año; se divide en protocolo corriente o general, protocolo reservado, protocolo de protestos, etcétera; 2) el diplomático; 3) protocolo en actos judiciales solemnes (reglamento nº 1/2005); 4) y el de etiqueta (urbanidad, cortesía y decoro).


No obstante, hoy casi todas las profesiones tienen su protocolo: empezando por los médicos, ministerios... Por ejemplo, se hace público que un determinado ministerio formalizó un contrato con una empresa, en vez de usar la palabra tradicional otorgó -que es lo que procede- se dice que se firmó el protocolo de tal cosa, y así sucesivamente. Antes, se decía simplemente ‘se formalizó tal contrato’. Ver para creer.


En algunas profesiones colegiadas, en vez de decir que se siguieron las normas reglamentarias o las que sean, se dice ‘se siguió -o cumplió- el protocolo’. Visto lo visto, parece ser que viste más la palabra protocolo.


Bueno. Sigamos. ‘Plataforma reivindicativa’. Suponemos que esto de la ‘plataforma’ debe tener su origen en el lanzamiento de misiles. Y, sea como fuere, no es vana la comparación, puesto que determinadas asociaciones profesionales y centrales lanzan de vez en cuando sus misiles de nuevas huelgas.


Otra frase que se emplea sin ton ni son es esa de ‘los parámetros’. Pero ¿saben de verdad lo que es un ‘parámetro’ aquellos que usan y abusan del vocablo? Porque un parámetro -copio- es ‘una línea constante e invariable que entra en la ecuación de algunas curvas y muy señaladamente en la de la parábola’. Se infiere, pues, que la voz ‘parámetro’ puede emplearse con propiedad en términos aritméticos y geométricos y que resulta muy difícil trasladar tal expresión al campo de la sociología o de la historia.


Usuario. Esta palabra la viven usando muchas personas y los ayuntamientos, las diputaciones provinciales, los consejos de gobierno de las autonomías, la Administración del Estado, los presentadores y entrevistados de la televisión y de la radio, los demás medios de comunicación. Por ejemplo, usuario de la Seguridad Social. Todo el mundo en nuestro planeta Tierra es usuario de algo.


La muletilla más reiterada ahora, en cualquier escrito o conversación, es la de ‘a nivel de’. ¿A nivel de qué, mi querido amigo? Si usted quiere expresar una noción de relatividad podrá decir en ‘comparación de’ o ‘en relación con’; pero ‘a nivel de’ tal como usted lo emplea, cogiéndolo por los pelos y sin venir a cuento, no añade fuerza expresiva alguna a sus palabras. Ello aparte de que todas las cosas, las artes, las letras, la moral de determinados políticos, ¡y no digamos la economía!, andan ahora muy bajas de nivel.


Algunas de las expresiones que indico a continuación, no son de recibo. Muchos políticos las escriben o las dicen a tontas y a locas sin saber lo que realmente significan.


‘Perímetro’, ‘perimetrear’, ‘valor añadido’, ‘puesta en valor’, ‘marca España’, ‘emprendedor’, ‘competitividad’, ‘crecimiento positivo’, ‘crecimiento negativo’, ‘identidad propia’, ‘sostenibilidad’, ‘tipos’ -por tipos de interés de dinero-, ‘proyectos de futuro’, ‘cambiar de chip’, ‘hacer los deberes’, ‘proceso de discusión’, ‘tercermundista’ -como sinónimo de calidad muy deficiente-, ‘dispositivo’, ‘chisme’, ‘apuesta de futuro’, ‘generar valor’, ‘proyectar la imagen del país’, ‘cifras y letras’, ‘pasapalabra’, ‘colócate’, ‘escapada’, ‘señoría’ (en muchoso casos tendría que ser ‘señoría ilustrísima’). Y muchas más.


Por cierto, ya se me olvidaba. Cuando me proponía salir de vacaciones, me pasó un caso muy chungo. Visité a mi ingeniero capilar, y cual no sería mi sorpresa que al pedirle que me rebajara un poco el cabello porque estamos en verano, sin más preámbulo don Luis me espetó: ‘Antes que nada tengo que tomar las medidas pertinentes a su cabeza, que en todo momento deberán estar ajustadas a nuestro protocolo...’. Ahí queda eso.


En resumen, todo lo que antecede me da la impresión de que hemos quedado sin televidentes y también sin turistas, ciclistas, bañistas o heridos. Pues, todos, absolutamente todos, se han transformado -nos hemos transformado-, de la noche a la mañana, en simples usuarios. Sí señor. No hay que darle más vueltas.

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