Opinión

Los recursos de comunicaciones e información

La información siempre ha viajado por los medios más rápidos o convenientes para ser comunicada, ya sea por la voz, señales de humo, redoble de tambores, un corredor que lleva el mensaje, una nota encargada a un buque correo, el sistema postal a caballo o paloma mensajera; luces de señales o intermitentes, escritura, impresión y distribución de libros, periódicos y revistas, o mediante el sistema postal diario.


Ya sea que la información sea hablada, escrita a mano, se imprima con tinta o se registre en cera, película, cinta magnética u ordenador, la finalidad siempre es la misma: llevar cualquier información que se tenga y transmitirla a alguien con fines sociales, informativos de entretenimiento, educacionales, financieros, comerciales, políticos o militares. En este sentido, poco ha cambiado. No obstante, no hay que olvidar que información es poder.


Las comunicaciones y recursos de información cubren un amplio espectro y pertenecen a distintas épocas. La impresión con tipos movibles y los libros, más o menos los conocemos, tienen unos 500 años. Los periódicos han circulado por más de 300 años. El telégrafo tiene 161 años, el teléfono ya cumplió su centenario. La cámara y luego el cine surgieron en el siglo XIX, al igual que diversos dispositivos de grabación. La primera fotografía fue reproducida en un diario con el pro ceso medio tono en 1880. La radio comercial comenzó en los años veinte, y el radar antes de la segunda guerra Mundial. La televisión y las primeras computadoras hicieron su aparición en los cuarenta. Después, desde la invención del transistor, que se hizo accesible en la década de 1950 , se ha producido una erupción de dispositivos para manejar las comunicaciones y la información con medios electrónicos cada día más eficaces.


Desde el principio las comunicaciones y los recursos de información han coexistido, se complementan, colaboran y compiten entre sí. Con la llegada de cada recurso nuevo, ha habido un tropel de especulaciones de que, por suerte, nada volverá a ser igual. Una vez creados, los nuevos métodos de comunicaciones se han adoptado rápidamente y los anteriores, más incómodos y costosos, han sido relegados a funciones menores o diferentes. Se quiera o no, pocos desaparecen del todo, pero su sitio en los asuntos humanos sufre cambios, a menos que mejoren y se modernicen.


Sea como fuere, se han hecho predicciones terribles que este es el fin de la vida como se conoce y que se plantean amenazas al poder un grupo al otro. Esto también ha resultado cierto. Los no instruídos recibieron instrucción y aseguraron su libertad. Lo que era accesible sólo a unos cuantos elegidos ya es accesible a muchos, como no podía ser de otra manera. No hay duda de que la información disponible a través de las comunicaciones -como sucede con cualquier otro producto masivo- es una fuerza democratizante poderosa. Esta es la simple razón de que las dictaduras limiten la circulación de periódicos.


Por otro lado, el temor por los empleos está omnipresente siempre que hay cambios de tecnología, y ha sido justificado.


Lo nuevo que se observa ahora en recursos de comunicaciones e información es cuestión de velocidad, interacción y alcance. El mundo industrializado ha pasado de una era de escasez relativa en estos recursos a una etapa de extrema abundancia. en las dos últimas décadas se ha visto un rápido desarrollo de nuevas tecnologiás de comunicaciones e información basadas, precisamente, en la electrónica. No sólo son rápidas y eficientes, sino también baratas.


Ralmente, la televisión, los sistemas de equipo de oficina automatizados, cámaras más pequeñas y mejores, Cds y Dvds, nuevos dispositivos para grabación, teléfonos móviles, integran la lista de nuevos recursos de comunicaciones e información, la cual aumenta en forma constante. Todas ellas son herramientas y nos son útiles, pero sólo nosotros podemos desarrollar la inventiva para que estas herramientas trabajen para nosotros y no viceversa.


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