Opinión

Gran coalición

Obsérvese la eficacia de la propaganda de Podemos: ha sabido convertir la solución más deseable para España, la gran coalición constitucionalista de PP-PSOE-Ciudadanos, en un ataque al “cambio”. ¿Qué cambio? La disolución de España y la demolición del sistema democrático de 1978 para sustituirlo por otro “progresista”, mezcla de comunismo y militarismo falangista, es decir, chavismo.

Los modernos goebbelianos ultraizquierdistas insisten en explotar las corrupciones que surgieron en las casi cuatro décadas de democracia, corregibles como vemos ahora en los juzgados, para exigir ese “cambio de régimen”. El cambio fue la transición de la dictadura a una democracia similar a cualquiera de las verdaderas democracias, por lo que el cambio sólo nos llevaría a otra dictadura llamada “democracia popular”.

En la trampa propagandística y semántica han caído tanto el PSOE como Ciudadanos, que exigen ese “cambio” que pone al PP fuera del sistema, y no sólo a Mariano Rajoy, como hicieron en Cataluña con el Pacto del Tinell. Así que, o se va a otras elecciones o a dos posibles futuros: una coalición de izquierdas y nacionalistas en la que se integre el PSOE, o la gran coalición que ofrece Rajoy, suma 253 de los 350 diputados actuales, en la que estarían PP, Ciudadanos y. de nuevo, el PSOE.

Fracasada la aventura PSOE-Ciudadanos quedaría la lejanísima posibilidad de que ambos dejen gobernar en minoría y en solitario al PP y a su detestado Mariano Rajoy. Pero detestado, ¿por qué? Si fuera corrupto ya lo meterán en la cárcel. Grandes poderosos y hasta una infanta aparecen en el banquillo de los acusados. Pero si sólo es detestado por su política económica, una coalición puede unir temporalmente a los tres partidos constitucionalistas y lograr que se vaya; y al valentón Sánchez también deberían echarlo.

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