Opinión

Viveros de reyes

Buena parte de la Europa democrática tiene como jefes de Estado a herederos de monarquías mayoritariamente absolutistas que tras las revoluciones americana y francesa fueron renunciando a sus poderes para perdurar durante siglos.

Ahora son figuras encargadas de mantener el espíritu y cohesión del país, y evitar así los cambios radicales que podrían darse bajo las modas políticas de cada momento. Sus familias los cultivan como a árboles o peces de vivero para adaptarlos mejor al medio en el que van a vivir para mantener vivo el destino acumulado, incluso, durante milenios.

Mensaje que se transmite también en una república, la francesa, que imita a las monarquías criando a sus élites como a gallos de pelea en una granja, la École nationale d'administration (ENA). En otros países los viveros están en universidades como Eaton, Oxford o Harvard.

Los reyes de vivero no triunfan siempre. De todos los reinos del pasado en Europa sólo quedan diez, aunque apreciados mundo adelante: Bélgica, Dinamarca, España, Holanda, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Reino Unido y Suecia.

Muchos países que dejaron de ser reinos se transformaron en repúblicas espantosas, como la soviética o la nazi, mientras, con excepción de la monarquía italiana y las despóticas del Este europeo, los reyes se les opusieron, incluido el de Grecia.

Franco, diciéndose monárquico, exilió a Don Juan, aunque montó una granja para el actual rey español, pero le salió demócrata, no como él deseaba.

Felipe VI ha sido criado en un vivero para reyes, borbónico paterno y germánico materno: se ha licenciado en España como civil y militar, y también en uno de los criaderos más prestigiosos, el universitario de Georgetown, en Washington.

Si los líderes políticos españoles se formaran en granjas similares este país sería el primero del mundo.

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