Los políticos recién incorporados a la flora y fauna que ha regenerado con nuevas aportaciones, nuevos rostros y sangre nueva una gran parte de ayuntamientos y gobiernos regionales, están cometiendo a mi juicio el error de no marcharse de vacaciones. Son gentes que llegan de nuevas con grandes ínfulas y planes avanzados, están decididas sobre todo a marcar territorio y a no parecerse en absoluto a los que gobernaban antes.
El problema es que cuando más tiempo estén en su despacho más incitan a la exposición extremada, especialmente ahora que lo desconocen casi todo y están faltos de experiencia, coordinación y tacto. He escuchado con estas orejitas que se comerá la tierra cómo el concejal de Hacienda de Madrid expresaba de manera inequívoca ante los micrófonos de la radio, que la corporación de la que formaba parte estaba dispuesta a imponer una tasa para el turismo y otra que grabara la existencia de cajeros automáticos. El joven edil reflexionaba suponiendo que unos expendedores de dinero como los que estaban instalados debían pagar su correspondiente contribución ya que facilitaban una labor y proponían el intercambio comercial. Esa misma corporación afirmaba unos días atrás que se cambiarían los nombres franquistas de las calles de la capital sin hacer cuenta de que una operación de esa naturaleza implica una inversión superior a los 60.000 euros.
La alcaldesa Manuela Carmena se ha caído del guindo mucho antes que sus camaradas de gestión. Ha aclarado que por el momento no toca cambiar los nombres de las calles y hay cosas mucho más importantes en las que gastarse ese dineral. Y ha debido asistir horrorizada a los ecos de ese proyecto de cobrar impuesto al turismo y los cajeros automáticos, que ha puesto la capital en alerta roja. En verdad parece un disparate apretar clavijas en dos aspectos que deberían gozar incluso de muchos más beneficios y facilidades. Madrid es una de las ciudades en las que más ha crecido el turismo en los últimos años, y la que produce con diferencia más operaciones de cajeros, cifras que expresan también los inicios de un consumo creciente que tanto hace falta. Se ha visto obligada a convocar una rueda de prensa para negarlo todo. Más vale cerrar la boca a tiempo y no liarla antes de calcular la repercusión de cada ocurrencia.
