Opinión

Ideario de un superviviente

Todos los presidentes del Gobierno español, llegado un momento, abandonan los asuntos del diario

Dice un destacado y experimentado comentarista político de los que marcan tendencia en el hecho informativo, que Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno más ferozmente criticado por su estilo, su talante y su verborrea, y que es por eso por lo que ha resuelto esconderse en el Falcón y no acudir a los estadios para evitar que lo silben. Es verdad que el presidente ha tomado el Falcon como refugio, aunque éste es un mal que sobrevuela la coronilla de los habitantes de la Moncloa nada más cumplirse el tercer año de estancia entre sus cuatro paredes, con el ánimo puesto en socavar su prestigio. Por razones que mi escaso conocimiento no acierta a interpretar, los presidentes del Gobierno español, más tarde o más temprano, abandonan los asuntos del diario en manos de sus ministros y se dedican a las relaciones internacionales. Trepan la escalerilla del avión presidencial y, si te he visto no me acuerdo.

Sánchez no tiene simpatías aunque sí las tuvo y las fue dilapidando por el camino. Ha llegado a la Moncloa en los brazos de una chiripa, hubo de convocar elecciones a la fuerza aviniéndose a ello tras romper su primera promesa fruto de la significación última de su moción de censura, las ganó sin brillo tras un segundo intento, hizo todo lo contrario de lo que había prometido para obtener su frágil mayoría, la ha mantenido a cuenta de pactos inadmisibles y dejaciones culposas, y ha gobernado a decretazo limpio sin el menor recato y saltando muchas veces los límites de la moral y las buenas costumbres democráticas. Se ha especializado en desarrollar un control de las instituciones mediante la colocación estratégica de personajes de su entera confianza –Dolores Delgado, Félix Tezanos, Rosa María Mateo, Paz Esteban, Ignacio Elguero- que ejercen tanto de responsables de cada ámbito como de colaboradores necesarios en el desarrollo de sus políticas, y se mueve en función de sus propios intereses sin más horizonte que mantenerse hasta mañana mismo.

Sin embargo y como bien saben los responsables de las áreas de información política, no conviene subestimar a un experto en supervivencia como Sánchez, hoy escondido en el Falcon y viajando a Ucrania por ejemplo simplemente para salir en sus propios informativos. Sánchez no se entregará fácilmente y sacrificará antes a todos los que le rodean. Ábalos  ya  se lo sabe.

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