Opinión

Cerca del sol

Cinco años, cinco años faltan nada más, para que usted, querido lector, se sienta servido por robots. Una vez más la irrupción de la robótica deja al humano un tanto fuera de juego. Y no sólo a los que tienen la profesión de camareros, sino que este sistema de servicios afectará a un gran abanico de profesionales de todo tipo. De ello no se escapará ningún sector, porque todo va encadenado. Desde cocineros a médicos, pasando por comerciales, redactores, oficinistas y un largo etc., del que no quedaran fuera especialmente las cadenas de alimentación y comida rápida. Ese es el pronóstico que Pedro Diezma, experto en tecnología y director general de la empresa tecnológica Zerintia, ha dejado claro en una entrevista concedida a la agencia de noticias Efe. 

El resultado de esta revolución de la robótica en el mundo, a la que habrá de adaptarse sí o sí, no será sólo sustitutoria de las gentes en sus respectivos puestos de trabajo, algo no precisamente positivo, pero que sin embargo, favorecerá de manera eficaz la vida de las personas con problemas de salud o discapacidades. Todo será cuestión de reciclarse para ocupar un sitio irreemplazable en los nuevos tiempos, y sobre todo en los que se avecinan. Así es el mundo. Cada era trae avances revulsivos para las sociedades que tienen que asumirlas y salir adelante con grandes esfuerzos. Pero el ser humano, es como su propio cuerpo, resistente, luchador, y al final, con suerte, triunfante. Así fue en cada tiempo. 

A la vuelta de la esquina está la revolución industrial, hoy absolutamente superada por la revolución tecnológica, digital y virtual. A la par que la Tierra da vueltas, las ideas y los descubrimientos llenan el mundo y hacen realidad lo imposible. A donde llega la imaginación llega el hombre. Y la imaginación de la que se hacía gala hace muy poco y que era motivo de asombro e incredulidad, hoy está obsoleta y desfasada. Ahora ya se ha pasado a otra cosa que avanza sin tregua y deja atrás a la persona que anda mucho más despacio que la ciencia y la tecnología. No hay capacidad para entender lo que se está manejando en el planeta y fuera de él. El sueño de Ícaro ya no se recuerda. El ser humano hoy vuela cerca del sol sin que se le quemen las alas, que no son de cera, si no de elementos resistentes a cualquier atmósfera, y que le preservan de caer al vacío.

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