Opinión

El demonio existe y no duerme

Recientemente he podido hacer para este periódico mi reseña de la película “13 exorcismos”, viéndola a la luz del “Ritual de exorcismos”, preparado por el Dicasterio del Culto divino y la disciplina de los Sacramentos y promulgado por el papa san Juan Pablo II. La edición típica latina es de 1999. La traducción española es de 2005.

A partir del mencionado artículo, me llegaron algunas preguntas de lectores que me pedían algunas explicaciones a dudas que planteaban. Teniéndolas en cuenta, trato de responder:

El demonio existe y ha sido un ángel bello, “Lucifer”, pero se enfrentó a Dios, por soberbia, y ha sido condenado a las tinieblas infernales.

Condenado, por un misterio insondable de Dios, se le permite tentar a los hombres y, en circunstancias especiales, vejar, obsesionar, infestar y llegar a la posesión de una persona.

La tentación la realiza el diablo como actividad normal u ordinaria; vejar, obsesionar, infestar (casas u otros lugares) y poseer (el cuerpo de una persona) son sus actividades extraordinarias. Con todo ello, Satanás lo que busca es lograr la condenación eterna de los hombres. Éste es su objetivo (es el mentiroso desde el inicio y envidioso).

Jesús en su vida terrena se enfrentó al demonio en el desierto, en Getsemaní y, sobre todo, liberando a personas concretas de su poder maléfico. Son muchas las páginas del Evangelio en las que se presenta al Señor liberando a personas del poder diabólico. No se puede confundir en el Evangelio, la curación de enfermedades por Jesús, con la liberación del poder de Satanás por el Señor.

En la expulsión del demonio de una persona, Jesús se dirige a un ser distinto del enfermo o poseso. Jesús expulsa al demonio con la fuerza (“el dedo”) de Dios. Jesús es “el más fuerte” y vence al Maligno.

El poder de lanzar demonios, Jesús lo comunicó a la Iglesia. La Iglesia lo poseyó, desde los primeros siglos, hasta hoy. Los  Padres del desierto y los Santos Padres nos hablan constantemente de Satanás. Descubren la vida cristiana como una lucha encarnizada contra el Maligno (Padrenuestro).

Por fin, la Iglesia ha respondido a la necesidad de luchar contra la actividad extraordinaria de Satanás, con un Ritual (el primero en el año 1614) y el segundo de acuerdo con la reforma del Vaticano II (a. 2005).

El mundo actual, en parte, no cree en la existencia del demonio. Esto es lo que quiere el Maligno. Pero, otros, rinden culto a Satanás: el Satanismo con los medios perversos, la magia, el exoterismo, el espiritismo, el ocultismo, la brujería, los tatuajes, ciertas piezas musicales, etc. Éstos entes actúan en la noche y ocultándose. La Iglesia y los exorcistas aman la luz, la verdad y el bien, incluso de los seguidores del mal y del odio. La verdad y el bien son los signos de Jesucristo y sus seguidores.

Deseo que este escrito, pueda ayudar a los hombres y mujeres de buena voluntad.

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