Opinión

El exorcista del Papa

Hace pocos días, en la televisión, redes sociales y plataformas se ha anunciado el inminente estreno, en el mes de abril, de la película The Pop’s Exorcist (El exorcista del Papa), dirigida por Julius Avery de nacionalidad australiana. El título es en sí mismo pretencioso. El trailer del filme confirma, si necesario fuera, no sólo su realidad de cine splatter, un auténtico subgénero de terror, pero también su poca fiabilidad en un tema delicado y relevante.

El protagonista de la película es Don Gabriele Amorth (1925-2016), exorcista de la diócesis de Roma durante una teintena de años, interpretado por el actor neocelandés Russel Crowe, muy conocido por haber sido el protagonista de “Gladiador”, premiada con  el Oscar en 2001.

Viendo el tráiler y a la espera del estreno, señalamos algunas observaciones. 

A primera vista parece una referencia a otras películas (por ejemplo el exorcista que se torna en poseso), luego que el actor de Hollywood no se parece nada ni en la apariencia ni en el modo al perfil humano y sacerdotal de Amorth, de cuyas memorias (“Habla un exorcista” y “Nuevas historias de un exorcista”) -precisa la producción- se basa libremente el film, con demasiada libertad. 

Producción y director probablemente están interesados en asociar el exorcista y el famoso gladiador, y no en el espíritu de servicio que impulsa al primero en su ministerio de consolación. La Iglesia católica es representada por un papa poco fiable, interpretado por el actor italiano Franco Nero. Los ambientes del Vaticano, pintados con la habitual gama de colores clarooscuros, hacen que la película tenga un efecto de “Código da Vinci”, para infundir en el público la duda de siempre: ¿quién es el verdadero enemigo, el diablo o el “poder” eclesiástico?

Los “efectos especiales”, inevitables en toda película dedicada al tema de la posesión diabólica, como en otros films son exagerados, con manifestaciones físicas y verbales llamativas, propias del cine de terror.

Esta forma de narrar la experiencia de exorcista de Dn Amorth, es contraria a la realidad histórica, tergiversa y falsea lo verdaderamente vivido y experimentado durante el exorcismo de los verdaderamente poseídos, que los exorcistas católicos celebran conforme a las directrices presentes en el “Ritual de exorcismos”. 

Además se ofende el estado de sufrimiento en que se encuentran quienes son víctimas de una acción extraordinaria del maligno. 

Se busca impresionar al espectador utilizando medios propios del cine de terror. Pero esto no es el exorcismo. Es un acto de culto a Dios y de ayuda espiritual a un hermano que sufre un ataque de Satanás.

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