Opinión

'MIRARÁN AL QUE TRASPASARON'

El Viernes Santo es día sin misa, jornada a-litúrgica en el sentido de ausencia de la celebración que ordinariamente es cumbre de cada día. La Iglesia se centra en la pasión y muerte del Señor. Cuando el Esposo es arrebatado violentamente a la Iglesia, los cristianos ayunan experimentando su ausencia y meditando en el destino del Justo que se entrega por amor al sacrificio.


La proclamación de la Pasión según san Juan, es uno de los hitos centrales de este día: 'Mirarán al que traspasaron'. La sangre y el agua manando de la herida del costado, son signo del Bautismo y la Eucaristía que construyen la Iglesia. Contemplando al traspasado y a través de sus heridas podemos llegar al corazón y al amor del Hijo de Dios por la humanidad (S. Bernardo). 'Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo'. Amor tan grande, que da la vida y renueva a la humanidad caída en el pecado.


El relato de la Pasión presenta a la Virgen María cerca de la cruz, manteniéndose valientemente en pie y a quien le encomienda a Juan, el discípulo 'amado'. Y a su Madre (lo más precioso que le queda en este mundo) le confía al discípulo. 'Ahí tienes a tu hijo; ahí tienes a tu Madre'. Junto a la cruz, María recibe la misión de acompañar la vida nueva, nacida de la pasión del Hijo y así se convierte en Madre espiritual de todos.


El Viernes Santo sin misa se comulga lo consagrado el día anterior. El crucificado vive en el Sacramento e incluso este día nos alimenta con su vida. Crucificado y muerto en su humanidad, pero vivo y dándosenos en su cuerpo, alma, sangre y divinidad. La muerte ha sido vencida definitivamente para Él y nosotros y, llevado al sepulcro, resucitará al tercer día.


Día para descubrir desde la fe, que en la muerte y el sepulcro están las raíces de la resurrección. El Sábado Santo la Iglesia medita lo ocurrido junto al sepulcro acompañada por la Dolorosa, con la firme esperanza de que el Señor resucitará como prometió. Por eso la noche del sábado, Vigilia pascual experimentará el momento triunfante de la resurrección. ¡Feliz Pascua! ¡Cristo ha resucitado!

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