Opinión

Rezar en la Catedral

Los tres últimos papas han valorado y mostrado su afecto a la Piedad popular del pueblo sencillo. Francisco, siguiendo el documento de “Aparecida” (Brasil), la ha llamado espiritualidad de los sencillos e incluso “mística” de los más humildes. Esta palabra la equipara a la relación afectuosa con Dios, la Virgen y los santos que han vivido grandes orantes como Juan de la Cruz, Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola. La Semana Santa, que hoy comienza, es un tiempo para avivar las costumbres cultivando la piedad popular. Tiempo de silencio, oración y meditación.

En nuestra catedral de Ourense, tan adecuada para orar en silencio y ahondar en la fe, se puede “palpar” esta piedad popular o mística de los sencillos, madrugadora, avezada al silencio y a la oración del corazón y de los labios. Un buen fiel todos los días ora de rodillas ante la imagen de la Virgen de Belén. La mira baja el rostro y reclina la cabeza en los brazos que apoya en el altar. Y termina su oración ante la imagen del Cristo triunfante montado sobre el asno que sale en la procesión del Domingo de Ramos.

Es mucho el atractivo de este paso que recorre la ciudad el domingo en que comienza la Semana Santa contemplado por los niños y buscado en la oración por los mayores. El rostro de este Cristo es de una gran paz, serenidad y alegría como le cantan al Nazareno en O Barco. ¡Cuántas miradas hacia el rostro y la imagen de este Cristo!; y las oraciones que musita la gente con amor, humildad, peticiones, acciones de gracias que saben “leer” el misterio que se esconde la talla.

Otros fieles se detienen ante san Antonio llamado de Padua (aunque es del incomparable barrio de Alfama en Lisboa), su retablo está siempre adornado con flores siempre frescas. La imagen la contemplan, y no faltan quienes pasan el pañuelo por ella, musitan oraciones, formulan deseos, hacen promesas. No olvidan que san Antonio, “Doctor angélico”, fue amigo del Señor, hombre de ciencia y de grandes milagros. Y el Evangelio habla de la fe como el grano de mostaza, capaz de hacer milagros. ¿Desde cuándo es malo pedir a Dios milagros teniendo fe?

Hay personas piadosas que se detienen con frecuencia ante la hermosa y única talla románica del Cristo de los Desamparados, en su pequeña capilla. Gente que parece llevar su cruz pesada y encuentra en el Cristo consuelo y esperanza. Recuerdo a una persona que se postraba cada mañana de rodillas ante la imagen y rezaba largamente. Su devoción le venía de sus padres. Otros rezan a san José ante su retablo, a santa Rita y otros -casi todos- ante las rejas de Celma que custodian el emblemático Cristo de Ourense en su preciosa capilla que "ten o tellado de pedra, pero bem o pudera ter de ouro si o Santo Cristo quixera", como canta la copla reflejando la devoción popular. ¿No es esta oración la “mística” de los sencillos. Francisco dice que la actitud pastoral no es juzgar sino amar.

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