Los objetos diseñados tienen que ser bonitos y funcionales. En nuestro país hay algunos objetos que a pesar de sus años no han podido ser mejorados con nuevas técnicas: ahí están el botijo, o el porrón. O el fraile higrómetro que predice el tiempo y que acaba de cumplir 120 años con el mismo envoltorio modernista y con su vara y su capucha para indicar la que se nos viene encima y como hay que vestirse ante un panorama seco, húmedo, ventoso…
En fin, el fraile de la vara es tan preciso como los más modernos sistemas electrónicos de medición atmosférica. Se necesitaría otro fraile que fuera capaz de predecir el tiempo político, -revuelto, inseguro-, para saber si hay que salir a la calle con casco.
