Opinión

El pato y los platos rotos

Va camino de convertirse en el 'Club de la Politicomedia', aunque en vez del descojone produce una tiritona de muchos grados. A pesar de las recientes investigaciones judiciales que han trizado también la credibilidad de gran parte de nuestros políticos de cercanía, los líderes de los grandes partidos continúan tomando el asunto a guasa. "El que cometa alguna irregularidad seguro que pagará el pato", afirmó el presidente Feijóo, jugando con 'Patos, nombre de la investigación más reciente. Se ha desenmascarado un sistema que apesta a corrupción, sumando las orquestas de Vigo y Pontevedra a la fiesta que ya protagonizan con esmero A Coruña, Ourense, Santiago, y Lugo, y el presidente de la Xunta juega al tiro al pato. Hay que dejar que la justicia haga su trabajo "callado y metódico" y después ya se verá lo de llevar el sistema al lavadero.  


En la orilla socialista, el secretario general José Ramón Gómez Besteiro, anuncia que las responsabilidades políticas se adoptarán cuando se produzca la acusación y la apertura de juicio oral. "Las líneas están claras", dijo. Una reunión formal para decir que prometemos ser buenos chicos y temblando porque las municipales están a vuelta de hoja.


Carlos Varela, fiscal jefe de Galicia, avisa de que "no se puede confundir inocencia penal con inocencia política". En el ámbito del control político "no existe la presunción de inocencia", ya que el comportamiento puede ser legal pero no ético.


Hay políticos, buenos, gobernantes honrados, manos rápidas, colocados y gentuza. Por eso sería necesario que diesen un paso al frente los primeros para dejar atrás a los de dudosa ética. En A Coruña, el concejal Jesús Fernández ha pedido la dimisión de José Nogueira, compañero del grupo socialista, y del popular Julio Flores, teniente de alcalde, porque "desprenden una falta de ética que obliga a exigir la depuración de responsabilidades políticas, independiemente de la causa penal". El que se quede quieto, cuando menos será cómplice de sujetar el sistema. El pato lo pagamos todos, como venimos haciendo con los platos rotos. Que la Casa de Galicia en Madrid se meriende un millón de euros al año para organizar otras sutilezas, una jornadas sobre la prensa del corazón, denunció la socialista Marisol Soneira, también tiene coña lastimera.

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