REPORTAJE

Terapeutas sobre cuatro patas en Maceda

DFDFS
photo_camera Yuma se lanza decidida a por su juguete, ante la atenta mirada de todos los presentes (izq), y Xana es la reina de la casa, le encanta que la acaricien y la cepillen.

Yuma y Xana son dos miembros más de la residencia Nuestra Señora das Neves de la Fundación San Rosendo. Sin embargo, tienen un deber especial: trabajar con sus dotes caninas en la estimulación sensorial de los usuarios.

Los inquilinos de la residencia Nuestra Señora de las Nieves que la Fundación San Rosendo tiene en Maceda hace años que han visto crecer su censo con dos animales de compañía.  A diferencia del resto de usuarios, Xana y Yuma tienen cuatro patas y son muy peludas y, sin embargo, lo han tenido bastante fácil para "empadronarse" como habitantes del hogar. Las casualidades y su derroche de habilidades caninas le han abierto las puertas de la residencia y también del corazón de las trabajadoras y usuarios. 

Precisamente, la casualidad fue la que hizo que un día Mari Carmen Fernández, una de las trabajadoras del centro y, además, la dueña de Xana y Yuma decidiese llevárselas consigo de visita a la residencia. "Hai xa uns seis anos que Mari Carmen veu un día saudar ós avoíños coas súas dúas cadeliñas- explica Dolores Ferreño, una de las directoras de la residencia- e dende entón estas citas convertéronse en habituais". El primer día de su presencia en la residencia las trabajadoras ya pudieron observar los beneficios que ambas despertaban entre los usuarios." Viamos que os avós pasaban de estar medio durmidos a espertarse. Notabamos moita motivación cada vez que viña a traballadora coas cadeliñas a facerlles unha visita", señala Dolores Ferreño. 

Asistir a una de estas sesiones es suficiente para constatar lo bien que Xana y Yuma le hacen a los inquilinos. Antes de que ellas lleguen, en la sala de estar de la residencia reina la tranquilidad. Al fondo de todo, un grupo de amigas juega a las cartas. Las butacas verdes que rodean la estancia están casi todas ocupadas por los residentes que hablan entre sí distraídos, dormitan o miran para la televisión. Mientras en el centro de la sala se juega una animada partida de cartas. Cuando Xana y Yuma llegan, la cosa cambia por completo. 

Los más perezosos piden la correa y se disponen a pasear a Yuma, mientras tanto, Generosa se dedica a peinar a la pequeña Xana. Con mucho esmero y dedicación para dejarla bien "arregladiña e bonitiña". El turno de Generosa dura poco porque sus compañeras Estrella y Josefa enseguida llaman por Xana. Todos quieren su tanda para acariciarlas. 

Trabajar la estimulación sensorial, cognitiva y emocional de los usuarios con ayuda canina es uno de los objetivos de estas citas. Y, eso es precisamente lo que sucede. "Non se trata de algo que nós pensamos que é así, senón o vemos no seu día a día. Cando ven as cadeliñas están moito mellor e máis animados", detalla Dolores Ferreño. Los beneficios físicos y psíquicos de este tipo de terapias van desde el fomento de la socialización entre los usuarios y sus cuidadoras hasta la mejora de los cuadros depresivos, pasando por el incremento del ejercicio físico y de las habilidades motoras.

Antonio le ordena a Yuma que se siente y, ésta lo hace enseguida. "¡La pata!", exclama Antonio y la perrita responde con obediencia.  Marina la ve como una más y prefiere pedirle que le de la mano. Como premio, Antonio le da de comer, acercándole la comida a la boca con sus propias manos. "Ningún de nós lle temos medo- señala Antonio Ramos, a sus 80 años-, todo ó contrario. Sempre nos gustaron os animais e estivemos acostumados toda a vida a vivir con eles". "Unha marabilla é telos aquí", concluye. 

Xana y Yuma también disfrutan haciendo de las suyas. En concreto, a la pequeña Xana le gusta ser el centro de atención, y se desplaza juguetona por el tapete donde un animado grupo de residentes juega a la brisca, causando un gran revuelo al hacerle perder la cuenta del juego. 

"Se quixeras vir sentarte o meu colo e xogar conmigo...", exclama Consuelo. Pero Xana parece estar ocupada en otros quehaceres, en este caso, en perseguir el bastón con el que Adelaida la entretiene. "Ven para aquí orejina", la llama cariñosamente Manuel. 

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