EN PRIMERA PERSONA

Raúl Rey: el mejor ciclista ourensano, en ocho historias

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photo_camera Raúl Rey, apurando un cortado en una terraza de A Ponte.

Tras dejar la bici montó una tapicería. Pero antes, corrió cinco veces La Vuelta y tres el Tour. Aquí habla en primera persona de la manía que le cogió Bahamontes, de cómo asaltaban los bares durante las etapas o de los inicios del dopaje en este deporte

En el Tour del 64 se cayó esprintando en un repecho para buscar una cerveza a cien kilómetros de la meta. Tenía una doble rotura de clavícula, pero logró terminar la etapa. Raúl Rey (Cudeiro, 4 de septiembre de 1936), siempre supo sufrir en la bicicleta. "Antes todo era muy duro. La vida, y el ciclismo", explica mientras se abrocha la zamarra. Ese perfil de currito le terminó permitiendo escribir un palmarés que incluye cinco participaciones en la Vuelta a España, tres en el Tour o una victoria en la prestigiosa Subida al Naranco. Sin duda, el mejor ciclista ourensano. Y en ese camino fue clave una Vespa. Porque subido a una motocicleta viajó desde Torrelavega a Barcelona, donde se disputaba el Campeonato de España de neoprofesionales de 1959. Llegó con dolor de riñones y la bici desarmada atrás. Ganó, y se convirtió en un doméstico' (gregario). Tras retirarse, en 1967, montó una tapicería en A Ponte: "Algo tiña que facer".  

>"Nunca vira o mar”
Empecé con la bici haciendo de recadero para un taller de muebles que tenían mis tíos en As Tapias. Hacía carreras con otros chavales, como Polanco o Medela. Nos retábamos. Después, gracias al Frente de Juventudes, empecé a competir en pruebas. ¿Tú sabes qué ilusión era que siendo de aquí te llevasen  a un Campeonato de España a Palma? Era lo más grande. O ir a Vigo, que nunca vira o mar... estaba en el tren, ese momento se me quedó grabado. Palencia, Zamora... Veía mundo gracias al ciclismo. Al principio lo hacía casi por eso. Todo era muy difícil, tardabas dos noches y un día en llegar a Barcelona.

>El veto de Bahamontes
De aquellas, Bahamontes era el 'capo'. Y en 1962 tenía mucho interés en ganar la Subida al Naranco. Trajo a su equipo francés para ayudarlo, pero la carrera era muy dura, llovía... Íbamos tres o cuatro y nos cazó. ¡Impresionaba verlo! Intentó atacar varias veces, pero yo le salía. Se acercó y me dijo: "Si me ayudas a ganar no te lo pierdes". A uno ya lo había fichado para su IMG_3399_resultequipo de esta forma, las cosas funcionaban así. Me callé, pero cuando empezamos a subir, ataqué y gané. Por la tarde había un critérium. Ni me invitaron. Bahamontes me cogió manía. En aquel momento no, pero después pensando... joder te dejas ganar, te lleva para Francia... y eso que estaba en un buen equipo -el Kas, después pasaría al Licor 43 y finalmente al Ferrys-. Siendo doméstico, tampoco interesaba que ganases. Cobraba 6.000 pesetas al mes, cuando las figuras ganaban 300.000. Si estabas delante podían decir los patrocinadores: "¿Y este gallego?". Por ejemplo, en la Vuelta a Levante iba segundo, y no la gané porque no me ayudaron mis compañeros. Eso se sabía.

>Soltero y sin compromiso
Ese año en la Vuelta a España había quedado segundo en una etapa y sexto en otra. Estaba en un hotel en Madrid y me avisan de recepción. Eran dos reporteros de EFE, querían hacerme una entrevista para La Región. La hice, y luego supe que el artículo empezaba algo así como: "Raúl Rey... soltero y sin compromiso". Yo no estaba casado, pero llevaba desde chaval con mi novia de toda la vida. Para una vez que salía en la prensa, vaya lío se formó en mi barrio: "Qué sinvergüenza", "Isabelita (por mi novia) mira qué pone aquí"...

>"E non pararán"
IMG_3396_resultAl Tour iba con mucho miedo. El ciclismo francés y belga estaba a otro nivel. El mejor era Anquetil -ganador de cinco Tours, dos Giros y una Vuelta-. Un compañero mío lo veía pasar y decía siempre: "Ahí va Jesucristo". Luego llegabas a la Milán-San Remo y antes de empezar te soltaban: "Abandona pronto que después no hay sitio en el autobús". Ibas con el miedo a no aguantar. Un día en meta Julio Jiménez exclamó: "Hice el esprín más largo de mi vida. Toda la etapa a tope" ¡Y solo para estar a cola del pelotón! Aquella velocidad... te despistabas y quedabas descolgado. Luego salía la pizarra y ya te llevaban un minuto... Solo podías pensar: "E non pararán..."

>Al asalto de los bares
Como 'doméstico' tenías que arreglártelas para darle agua a la figura. La carrera solo te ofrecía dos veces avituallamiento, luego te tenías que ganar la vida. Parabas en un bar para robar cerveza o coca cola. Entrábamos diez o doce ciclistas  y nos llevábamos cuatro botellas cada uno. "Paga el director", decíamos, pero ahí no pagaba nadie. Solo conocí a un ciclista, vasco, que llevaba dinero para pagar en el maillot. Había un bar en Lérida que estaba en un cruce, y en una Volta a Cataluña terminó cerrando cuando pasaba el pelotón. 

>"Mañana hay que salir caliente”
El dopaje ya existía en mi época. Siempre hubo algo. El año que dejé de correr (1967)murió dopado Simpsons -ciclista británico que falleció en el Mont Ventoux, deshidratado por un cóctel  de anfetaminas y alcohol-. Ya antes habían muerto así dos españoles en la Vuelta a Portugal, Motos y Polo, que eran conocidos míos. Se tomaban estimulantes. Pero nadie hablaba de eso. Solo decían: "Mañana hay que salir un poco calientes..."

>“Coño quedaches de ochenta!”
La gente no entendía el papel de los gregarios. "Joder como se queda ahí si es llano..." Porque trabajó antes y se descuelga para recuperar. Pero llegabas aquí  y te decían los vecinos: "Coño, quedaches de ochenta!" ¡Pero qué importa cómo quedé en la clasificación! Ahora los aficionados van comprendiendo.  Un año que estábamos en el Tour, nos faltaban veinte kilómetros y la etapa ya tenía ganador. Íbamos cuarenta o cincuenta. Y aún así... lo que nos 'rifaban' los compañeros del grupo: "Piano espagnolo, piano. Merde!". Porque a mí me jodía ir tan despacio. Me jodía mucho ir muy deprisa, pero también muy despacio. ¿Por qué teníamos que pasar media hora más en la bici cuando otros ya estaban duchados? Pero tenían razón, ya tendrás tiempo para deslomarte. Esto es complicado de entender. 

>Del ciclismo a la tapicería
Cuando me retiré... los futbolistas, unos entraban en el banco, otro en la caja de ahorros... pero a Raúl nadie lle botou unha man, aínda que fora de chófer. Nada. Monté con un amigo una tapicería. Y fuimos tirando. Al principio me costó un poco. Tienes una época... Porque cuando estás fuera te pasa lo que los gallegos,  estás loco por venirse. Pero cuando estás aquí, también estás loco por marchar. Te falta eso. Pero te vas adaptando, con la familia...  quedan los recuerdos y la bicicleta. Si no salgo un domingo en bicicleta, me falta algo después de toda una vida. 50 o 60 kilómetros con los amigos... eso sí, chovendo non. Será la edad. 

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