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El vino tocó fondo

España es líder mundial en superficie y en exportaciones, tercero en producción y el 20 en consumo 

España, con una superficie de 950.00 hectáreas es el primer país en superficie de cultivo de viñedo en el mundo, a pesar de los recortes experimentados en la última década por los procesos de reconversión llevados a cabo y cuando la superficie ascendía a 1.150.000 hectáreas. España es el tercer país productor de vino en la Unión Europea, con una media de unos 42 millones de hectolitros frente a medias de 47 o 48 millones de hectolitros de italianos y franceses, pero que en algunas campañas se ha llegado a situar como el primer país productor. 
España es el primer país exportador de vino del mundo con un volumen medio en los últimos años de 22/23 millones de hectolitros, aunque en ese volumen dominan las ventas de graneles a unos precios medios de 0,45 euros litro con una parte muy importante con destino a otros países comunitarios como Italia y fundamentalmente a Francia, donde los viticultores mantienen una política de agresiones contra los cargamentos españoles.

España es el 20 país en la demanda de vino en el mercado interior con una media de solo 17 litros por persona y año, 21 según datos del Wine Institute, en todo caso, lejos del consumo de vino en otros países productores o simplemente importadores frente a un consumo oficial de cerveza de casi 50 litros, aunque extraoficialmente las cifras son muy superiores. Un dato que contrasta con la distribución de la demanda en otros países productores como Francia donde el vino supone 42 litros por persona frente a los 31 de la cerveza en caso de Italia con un consumo de vino de 33 litros frente a una demanda de cerveza de otros 31 litros por persona y año. Este escenario sobre la situación del sector del vino podría haber tocado fondo si se tienen en cuenta los diferentes datos manejados por el Observatorio Español de los Mercados del Vino, así como por los planes de relación con el impulso de la demanda interior que ultima la Organización Interprofesional del Vino tras la disponibilidad de los primeros fondos consecuencia de la extensión de norma.

En lo que afecta al mercado interior, la demanda ha pasado de un consumo por cabeza y año de unos 70 itros en los años setenta, a los actuales 17 litros en una línea de permanente caída. Esta cifra contrasta con los 53,8 litros por persona y año que se consumen en el Estado Vaticano, los 46 litros de Andorra, los 44 de Croacia o Eslovenia, los 42,5 de Francia o los 33 de Italia, en la parte alta. 

Sin embargo, durante el último año, los datos manejados contemplan por primera vez un ligero incremento de entre un 2,5% y hasta un 4% consecuencia, entre otras razones, de una oferta más amplia, de un mayor cuidado en el etiquetado y de un mejor servicio en la restauración, aunque el precio y la falta de información se mantienen como dos handicap. Se ha registrado una mayor venta en las cadenas de distribución por la compra directa para los hogares, en la propia restauración y también por otras vías como la venta “on line” o en las propias bodegas vía el enoturismo. Destaca también la venta en aumento de los vinos con alguna indicación geográfica y de los vinos con denominación de origen para situarse en un total de unos 9,8 millones de hectolitros.

En el caso del mercado interior, es curioso, aunque tiene su explicación que, frente a esa media de solo 17 litros por persona y año, la media se halle por encima hasta los 19 litros en las zonas turísticas como Cataluña, Levante o Baleares, mientras solamente se sitúa en poco más de 15 litros en zonas productoras como Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León y Rioja, a los 17 litros de Galicia. Esos datos se estima que no significan que en esas zonas se consuma menos vino, sino que hay un alto volumen de autoconsumo que escapa los datos de los diferentes estudios.

En el mercado interior cabe señalar la apuesta que acaba de hacer la Organización Interprofesional Vino para poner en marcha una estrategia encaminada a potenciar su demanda ante una realidad donde los jóvenes no se incorporan a la demanda del mismo, mientras las ventas se están sustentando especialmente en las persona de más edad, por encima de los 50 años y concretamente entre los hombres por encima de las mujeres.

A pesar de esa baja demanda, las previsiones apuntan en positivo. Si en el mercado interior se puede decir que el vino habría tocado fondo si la Administración no pone más palos en las ruedas, hay igualmente datos positivos para pensar que también está cambiando algo en positivo las cosas del sector en los mercados exteriores.

Sabido es que sobre las ventas medias de entre los 22 y23 millones de hectolitros de los últimos años, el volumen de los graneles ha superado tradicionalmente el 50% de esas ventas a precios que en muchos casos no superaban los 0,35 euros litro. En la última campaña, las ventas totales ascendieron 22,26 millones de hectolitros, un 7% menos en volumen que en el año anterior, mientras en valor solamente se resistieron los ingresos en un 0,2%. Este descenso de las ventas fue consecuencia básicamente del recorte en la exportación de graneles en un 15,9 % y en 1,8 millones de hectolitros. En paralelo, a ese descenso de la venta de graneles, los vinos envasados crecieron en su conjunto un 0,3%. Sin embargo, un dato a destacar en el segmento de los envasados fue el fuerte crecimiento de los vinos con aguja, los vinos varietales, vinos con denominación de origen, lo que, apunta el Observatorio, refleja el esfuerzo y el interés del sector por aumentar su oferta hacia los nuevos tipos de vino que están demandando los mercados, aunque se trata de un camino largo por recorrer donde llevan trabajando otros países competidores dentro y fuera de la UE.

En los mercados exteriores, otra de las notas destacadas en el último año sería el incremento del 7,3% en los precios medios del litro de exportación hasta una media de 1,18 euros por litro consolidando posiciones en mercados maduros como los países comunitarios y otros del norte de Europa y Estados Unidos o abriendo otros en países asiáticos y en Centroamérica. Todo ello da razones para pensar que el vino está iniciando otro camino.

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