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¡Soy emprendedor!

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Un emprendedor que “engancha” y hace mantener el negocio

Repito: ¡¡¡soy emprendedor!!! Ya sé que en este país, afirmar que eres emprendedor o emprendedora es algo que llama la atención porque, lamentablemente, no abundan las personas que quieran iniciarse en una aventura empresarial y lanzarse hacia lo desconocido. Habitualmente cuando hablo con otros emprendedor@s me encuentro con que me dicen que se sienten incomprendidos, tanto por sus familiares y amigos, ya que cuesta entender que nos guste la inseguridad y el no saber cómo va a ser cada mes. Pero algo tiene eso de ser emprendedor que “engancha” y nos hace mantener el negocio aunque no nos aporte económicamente lo que nos gustaría o lo que necesitamos porque para una persona emprendedora es más importante el desarrollarse en su empresa que la mera cuestión económica (aunque obviamente cuando abres un negocio lo que quieres es que te aporte tranquilidad económica)

Aparte, nos encontramos con que nuestro sistema educativo lo que fomenta es la ausencia de riesgo, el encontrar posturas cómodas que nos garanticen cierta estabilidad en el futuro e, incluso, me atrevería a decir que hay determinadas tendencias a fomentar entre nuestros adolescentes la ley del mínimo esfuerzo. Lamentablemente cuesta encontrar asignaturas o charlas que promuevan la emprendeduría como forma de vida y de desarrollo. Así que tal parece que no nos gusta educar para fomentar “locos emprendedor@s”

Quiero contaros una anécdota: en una ocasión impartí una charla a 30 jóvenes en un instituto y les hice una primera pregunta: ¿a quién os gustaría antes de 10 años abrir una empresa? ¿Os imagináis qué ocurrió? Tan solo una chica levantó la mano. ¿Sorprendido? Pues espera que te cuente otro detalle. Cuando acabé la charla me quedé un rato hablando con el profesor de este grupo y me espetó lo siguiente: “la verdad es que la chica que levantó la mano es, cómo decirte, excesivamente inquieta”.
¿Cuál es la conclusión de que falte formación para emprender en nuestro sistema educativo? ¿Qué consecuencias lógicas se extraen de que al abrir una empresa prácticamente nadie en tu entorno te anime y te apoye? Voy a compartir unos datos contigo: de cada 100 empresas que abren cada día en este país, 53 cierran antes de cumplir el segundo año de vida y tan solo permanecen 19 empresas en funcionamiento antes de llegar al quinto año. Desde luego no son buenos datos y menos aún si comparamos nuestros ratios con los de otros países europeos, asiáticos o americanos, en los que ser emprendedor es una opción importante y valorada.

¿A qué se deben estos datos tan poco alentadores? Por un lado, es evidente que la falta de formación empresarial y de gestión provoca que nuestros emprendedor@s cometan errores importantes. Por otro lado, el crédito bancario sigue sin fluir y así cuesta más convertir los sueños en realidad. Igualmente, sigue habiendo unas carencias evidentes para sacar el máximo rendimiento a los equipos humanos que componen las organizaciones. Pero, basándome en mi experiencia acompañando y asesorando empresas, me atrevería a decir que estos datos tan malos proceden de los diferentes tipos de emprendedor@s que tenemos en este país:

EMPRENDEDOR@S VOCACIONALES

1. Emprendedor@s vocacionales: son personas inquietas que sienten que son capaces de crear su negocio desde la nada. Son personas valientes que están dispuestas a apostar su capital económico y a poner otras facetas de su vida en un rango inferior al de desarrollarse profesionalmente. En algunos casos son personas que vienen de familias emprendedoras y, en otros casos, son personas a las que su educación o el hecho de ver algún modelo cercano de emprendeduría les anima a surcar esta aventura. Son personas que saben que emprender no implica tener un sueldo fijo. Son personas que saben que por encima de la ganancia económica está la sensación de sentirse bien consigo mismo.

EMPRENDEDO@S FORZADOS

2. Emprendedor@s “forzados”: una de las cosas que nos ha traído esta crisis que estamos viviendo es la aparición de personas que abren un negocio o una empresa, no tanto porque quieran hacerlo, sino porque “tienen que” hacerlo. ¿Cuál es la razón de ese “tienen que”? Muchas familias están forzando a personas de su entorno que están desempleadas a que abran su negocio y no esperen a que alguien les contrate. En algunos casos pueden llegar a financiar los proyectos de la nueva empresa, con lo cual tal parece que a esas personas se les acaban las excusas para no intentar acometer ese reto.

EMPRENDEDOR2S POR NECESIDAD

3. Emprendedor@s por necesidad: nuevamente la crisis que vivimos ha provocado que muchas personas que llevan mucho tiempo en situación de desempleo sienten que la única salida a sus males está en abrir su propio negocio. Son personas que suelen decir eso de “yo me conformo con una nómina de 1.500 euritos”.

Es evidente que los emprendedor@s “forzados” y los que lo son por necesidad tienen muchas probabilidades de cerrar sus negocios cuando las cosas no se presentan como habían imaginado, entre otras cosas porque estas personas no cumplen un sueño, sino que simplemente intentan salir de una manera digna de una situación complicada.
Así que, déjame que te formule una pregunta para terminar: ¿sueñas realmente con abrir tu propia empresa?

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