El kiwi, la fruta que revolucionó la nueva agricultura de Galicia

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España es el principal consumidor del kiwi gallego

Mucho antes de que los viñedos definieran el paisaje rural de muchas zonas de Galicia, el emparrado destinado a sostener las plantas de la "Actinida chinensis", el kiwi empezaba a extenderse por las Rías Bajas.  La primera apuesta empresarial por este cultivo vino de la mano de José Fernández, un veterano fundador de empresas como Frigolouro, Granxas del Louro, Pescanova y, junto con sus hermanos, de Transfesa, Zeltia o Cementos Oural. A principios de la década de 1980, los alemanes venían a quitarle de las manos, literalmente, los kiwis. Le pagaban  cien pesetas por cada unidad, un precio extraordinario, pero muy rentable para los importadores. Se comercializaba casi exclusivamente para el exterior, envueltos individualmente en papel de seda y colocados en cajas especiales de madera en las que viajaban a países de centroeuropa. Su maduración coincidiendo con las fiestas navideñas hacía del kiwi gallego un valor muy solicitado y en alza. Las fruterías de Berlin o de Munich vendían cada pieza de kiwi gallego a 5 marcos alemanes: el mismo precio con el que se le echaban seis litros de gasolina a un coche en esas mismas ciudades: al cambio, algo más de 320 pesetas.

Mientras la DO Rías Baixas comenzaba su andadura, el kiwi seguía siendo la gran esperanza blanca de comarcas enteras como la de O Rosal. En Galicia, y casi todas en la provincia de Pontevedra, tenía el 90 por ciento de las hectáreas plantadas de kiwi de España en 1989.

Ya no se pagan aquellos precios tan fabulosos. El mercado del kiwi europeo tuvo sus más y sus menos en las siguientes décadas. Pero sigue siendo un gran negocio. Galicia produce más del sesenta por ciento de los kiwis que se cultivan en España. Hablamos de más de siete millones y medio de kilos. Y aunque las variedades originarias que llegaron a nuestro país fueron desarrolladas en Nueva Zelanda, Galicia produce un patrón propio: el kiwiño. Kiwi Atlántico, empresa fundada en 1988 consiguió mantener la producción y buscar nuevos mercados sobre la base de la excepcional calidad de la producción gallega en los tiempos en los que italianos y griegos echaron por tierra el producto.

España es el principal consumidor del kiwi gallego, pero también tiene exportaciones significativas, como la rusa. Una fruta que era exótica hace apenas medio siglo hoy se ha convertido en uno de los super alimentos, gracias a sus propiedades terapéuticas y su riqueza en vitaminas y oligoelementos.

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