ENTREVISTA

Myriam Vázquez, el vino en femenino

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photo_camera La bodeguera Myriam Vázquez.

Defiende desde su puesto el papel de la mujer en la vida social, política y económica y no solo predica con el ejemplo, también lucha para que la normalización en la igualdad de género llegue a hacer innecesaria la reivindicación cotidiana

Dirige, junto con su hermano Manuel, el mayor grupo bodeguero de Galicia. Defiende desde su puesto el papel de la mujer en la vida social, política y económica y no solo predica con el ejemplo, también lucha para que la normalización en la igualdad de género llegue a hacer innecesaria la reivindicación cotidiana. Myriam Vázquez no solo ha contribuido a que el vino gallego se abra al mundo, también a que se exprese en femenino.

_1OP5993_result1. ¿Imaginabas,cuando eras niña, que estarías trabajando aquí?

Yo no tenía vocación de trabajar en la empresa familiar. Cuando era niña soñaba con trabajar con animales, dedicarme a  la investigación… Por otra parte, como no era la primogénita y mi padre ya tenía garantizada la sucesión en la empresa con mi hermano  Manuel, tuve bastante libertad para elegir. Al llegar el momento de elegir una carrera, sí, seguí el consejo de mi padre que me dijo “estudia derecho”, y me decanté por una doble titulación jurídico empresarial que estudié en Madrid, porque era una titulación que me permitiría opciones más amplias, con más libertad de elección.

2. ¿cómo fueron tus primeros pasos profesionales?

Comencé trabajando como abogada en un bufete de Vigo y luego como abogada del Colegio de Enfermería de Pontevedra. Después me vine para Ourense, y estuve de delegada de la compañía de seguros Adeslas. Y cuando cumplí treinta años, mi padre, que en el fondo quería que trabajase con él, me dijo: “Bueno, ya has demostrado que eres capaz de hacer lo que te propongas, ¿por qué no vienes y  lo haces aquí, conmigo?. Y así fue como entré en la bodega.

3. ¿Tenías alguna idea de cuál podría ser tu proyecto dentro de la empresa familiar?

La verdad es que me pusieron un despacho con una mesa y un ordenador y nada más. No tenía una tarea concreta. Mi padre había hecho lo mismo con mi hermano. Quería que nos fuésemos impregnando de la empresa y aprendiendo a nuestro aire. Así, los primeros meses los dediqué a hacer una hoja Excel gigantesca para sacar los costes de los vinos que elaborábamos, algo que no se hacía… y como hablaba inglés y me gustaba viajar y en aquel momento no exportábamos nada, le dije a mi padre: voy a intentar ir a alguna feria y movernos por los mercados exteriores.

4. ¿Y así nació el departamento de exportación de Bodegas Gallegas?

Sí. Al principio, metiendo mucho la pata, claro. A veces llevabas mucho vino a las ferias, creías que la cosa era ponerse delante de una mesa con vino esperando a que la gente llegase… en fin, que vas aprendiendo de los errores. Luego se incorporó conmigo un chico que ya estaba con nosotros y que hablaba inglés y holandés. La verdad no era consciente de lo que estábamos llevando a cabo. Quiero decir que cuando empecé, no pensaba que realmente iba a ser el inicio de un departamento internacional que hoy es muy importante dentro de la empresa. Empecé en lo que creía que se me podía dar bien y en lo que, además, veía que había una carencia. La parte comercial me gusta mucho.

5. Está claro que no fue tan disparatada, la idea de tu padre de ponerte una mesa y un ordenador y que tú te buscases la vida.

Sí. Fue un aprendizaje fantástico. A veces se metía conmigo y me decía: “¿Qué haces ahí en tu jaula de oro?”, porque me veía que pasaba horas y horas y él no tenía la percepción de que estuviese haciendo algo útil. Estaba acostumbrado a realizar los tratos en directo, yendo a visitar a los clientes y claro, en el mundo de la exportación, eso no era posible tal como lo concebía él, había mucho tiempo de trabajo previo, contactando vía email con importadores, con clientes… ese trabajo de ordenador que él, por ser de otra generación, tal vez no concebía. Es un trabajo que lleva mucho tiempo. Piensa que este departamento lo comencé hace quince años.

6. Y en quince años has pasado de cero, ¿a...?

A seis millones de euros. Que no está nada mal partiendo desde cero. Porque también hay otra forma de hacerlo que es contratando a gente que ya lo está haciendo con otras bodegas que sé que lo están haciendo muy bien, pero no quería hacerlo así, que era comprar cartera de clientes. Yo no quería primeros espadas qué sé que son súper agresivos, que hoy están aquí y mañana se van a otra empresa y se llevan con ellos los clientes… quería hacerme con un mercado, pero vinculado a ese aspecto que representa una empresa en la que todos, quienes trabajamos en ella y nuestros clientes la sienten como propia. De alguna manera quería demostrar que hay otra forma de trabajar, más emocional, en la que quienes comienzan con nosotros en un proyecto, siguen porque se sienten cómodos, a gusto y lo hacen suyo. Y eso, a la larga tiene unos resultados mucho más positivos, porque la gente defiende el producto de otra manera. 

7. Bodegas Gallegas está ahora presente en 50 países ¿Ha influido esa internacionalización en el trabajo del día a día?

No cabe duda. El mercado exterior es muy exigente y movernos en él nos ha ayudado a ser mucho mejores. Y también más flexibles y a aceptar con humildad propuestas de nuestros clientes.

8. El vino era un mundo de hombres, Sobre todo en Galicia. ¿Has notado cambios en estos años?

Sí que han cambiado mucho las cosas. Yo era la hija del jefe, cuando comencé y me encontraba al llegar a la cafetería con expresiones como “nena, ponme o café”. O cuando empezaba a ir a Portugal con un compañero el me decía “toma nota”, como si fuese su secretaria. Yo no perdía el tiempo en esas batallas. Sí que es cierto que fuera de España la cosa era muy diferente. Había muchas mujeres trabajando en los departamentos de compras. Por ejemplo, en Rusia te encontrabas con jefas de compra que eran chicas de veintipocos años y la gente es mucho más abierta.

9. He visto que ejerces activamente en defensa del papel de la mujer en la empresa

No suelo prodigarme en actos sociales, porque prefiero dedicarme más a disfrutar de mi familia y sobre todo porque tengo una hija pequeña, pero sí que participo en foros y actos para defender el papel de la mujer en la vida empresarial, a reivindicar su empoderamiento.

10. ¿Y predicas con el ejemplo en tu empresa?

Por supuesto. Siempre que puedo, contrato mujeres. En igualdad de condiciones, prefiero una mujer. Primero, porque hay que romper, aunque sea con discriminación positiva con esa diferencia de género que hay en el mundo laboral. Y porque trabajo muy a gusto con mujeres. Y cuando facilitas la conciliación de la vida familiar y laboral el rendimiento es mucho mayor. Si hay voluntad, se puede hacer.

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