Navidad (II)

Piensen que les vendrá muy bien si, un buen día, explotan a la vez sus televisores, sus móviles y el Centro Comercial y ustedes se ven obligados a seguir existiendo…

Si el otro día les hablaba de cosas típicas navideñas como estresarse con los regalos, hoy les traigo otro clásico de estas fiestas, junto con los turrones, la subida de peso y las peleas familiares: las listas de cosas.

Se acerca el final del año y hay que hacer listas y resúmenes de todo (¿por qué?, no sé, a lo mejor implosionamos si no lo hacemos): de los mejores programas, de los mejores partidos, de las mejores películas, de las producciones más caras, de los permisos de la Pantoja, de los temazos de su hijo… Así que yo, muy en consonancia, les traigo una lista de los libros que no deberían dejar pasar otro año sin leerse. Piensen que les vendrá muy bien si, un buen día, explotan a la vez sus televisores, sus móviles y el Centro Comercial y ustedes se ven obligados a seguir existiendo…

Entonces, aquí van mis propuestas: cualquiera de los éxitos de Dumas (padre y/o hijo más negros asociados): “El Conde de Montecristo”, “La Dama de las Camelias”, “Los tres mosqueteros” (aunque solo sea para saber que se dice “mosqueteros” y no “mosqueperros”); siguiendo con escritores de países cercanos, tampoco estaría de más que se divirtieran con los “Seis personajes en busca de autor” de Pirandello porque leer de vez en cuando a un Nobel en vez de best-sellers es fantástico para la piel; otro italiano divertido y de calidad es Italo Calvino: “El vizconde demediado” o “El barón rampante” son buenas opciones; la “Muerte accidental de un anarquista” de Fo es una tarde de risas asegurada…

Pero si lo que les apetece es dramón, háganse con “Jane Eyre” de Charlotte Brontë y desconecten el móvil. ¿Una navideña?, “Cuento de Navidad” de Dickens; ¿reflexionar un poco y desaborregarse?, “El lobo estepario” de Herman Hesse.Y aquí paro, que se me acaba el espacio.
Feliz lectura.

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