El joven ajedrecista ourensano logró la victoria ante rivales de la talla de David Baltar y Xavier Gómez en una de las ediciones más igualadas de los últimos años en Barrocás
Todavía en plena adaptación al retorno a la vida universitaria en Santiago, David Gómez (Ourense, 6/4/1995), asume con total normalidad su segunda victoria en el Aberto Internacional Aninovo Barrocás de ajedrez.
Una relación con el tablero que nació hace ya 14 años. "Fue cosa de mi padre. Empecé con él un día, después me apunté a clase en Carmelitas y desde entonces gracias a Elías González sigo en ello con más o menos horas de práctica y eso que al principio no me gustaban nada las clases. Era de los más jóvenes y me daban palizas deportivas día sí y día también. Menos mal que un verano me lo tomé en serio con mi padre y a base de entrenar me puse al nivel -sonríe-".
Y es que la Universidad manda. En su segundo año estudiando Química en la capital gallega, David aprovechó las vacaciones para "participar en el torneo y desconectar un poco de los estudios. El horario era perfecto para mí, salía de estudiar y me servía para airearme. Hubo partidas en las que llegué con diez horas de estudio encima".
Casualidades de la vida, en uno de los años en los que menos horas le dedicó al ajedrez, con participaciones esporádicas en algunos torneos, fue una de sus mejores ediciones. "Por los estudios no estoy dedicándole todas las horas que me gustaría al ajedrez y fue una sorpresa ver como gané las tres primeras partidas en el Aninovo, más si se tiene en cuenta como llegaba con la cabeza algunos días. Para la cuarta partida al verme en cabeza decidí descansar e hice tablas, así que en el resto de partidas volví a ir cansado de estudiar y gané", destaca entre sonrisas el joven jugador.
En cuanto al nivel y calidad de esta edición, David lo tiene claro: "Hay muchos y buenos jugadores en Ourense. Están saliendo algunos chavales más jóvenes que yo y con mucho talento como David Baltar, Xavier Gómez o incluso mi hermano Adrián".
Hermanos y rivales
En medio de una buena relación familiar, las disputas deportivas con un familiar que muestra un nivel similar son inevitables. "Cuando jugamos en casa siempre nos apostamos algo y al final siempre hay pique y terminamos tirándonos las piezas a la cabeza (siempre en sentido figurado). Nuestro padre, que es quien nos metió el vicio del ajedrez, ya pasa de nosotros, nos da por imposibles", y destaca que "por ahora soy yo mejor pero si él se centrase y le dedicase las horas necesarias podría superarme. En el Xadrez Ourense yo soy tercer tablero y él el quinto, así que aún le queda y tendrá que esforzarse por quitarme el puesto -vuelve a reírse-".
De cara a esta temporada, David afirma que "será complicado estar en todas las jornadas de la Liga Gallega. Los estudios no me permiten participar siempre que quisiera pero cuando pueda estaré ayudándoles para ganar el máximo de partidas".
Por último, con respecto a la conveniencia de este deporte, la respuesta es firme: "A mí personalmente me sirvió para ganar disciplina y concentración. Era un chico demasiado inquieto y el ajedrez me hizo ser más paciente y ordenado. Creo que es un deporte que tendrían que practicar todos los jóvenes, es divertido y además ayuda a mejorar a nivel personal", concluye.
