O CARBALLIÑO

Los colonos llegan a Beariz

photo_camera Pierre Bourdon y María del Mar Fernández, delante de su casa.

Dos familias rescatan la pequeña aldea de Adrián (Beariz) de sus ruinas, limpiando maleza, labrando huertos ecológicos y reconstruyendo viejas casas. Proceden de Uruguay y Francia, casados en Galicia. 

Con las sierras de O Suido y O Seixo como paisaje de fondo, en un pequeño valle en el que abundan las vacas y caballos salvajes, está situada la pequeña aldea de Adrián, perteneciente al Concello de Beariz. Un lugar idílico cuyas construcciones de granito se han ido desmoronando con el paso de los años, abandonadas a su suerte por los antiguos habitantes que se marcharon en busca de otras oportunidades. Sin embargo, Adrián ya no desaparece y es gracias a dos familias que se han instalado y están recuperando terrenos antes baldíos y casas que rescatan de las ruinas. El primero en fijarse en este pueblo fue Pierre Bourdón, un francés casado con una gallega, María del Mar Fernández, que instaló allí una casa prefabricada, que han ido transformando durante los últimos 12 años hasta convertirla en un acogedor hogar. Todavía residen temporalmente en Cotobade (Pontevedra) porque allí Pierre tiene su trabajo en el sector forestal, pero "si topara por aquí un emprego residiríamos permanentemente en Adrián", manifestaba en gallego.

Esta familia conocía la aldea, entonces abandonada, porque habían acampado en el entorno en algunas ocasiones, hasta que finalmente compraron varias fincas en donde construyeron la casa y labraron su huerto ecológico. "Aquí non había máis ca silveiras", aseguraba Pierre, puntualizando que en contacto con la naturaleza "non botamos de menos nada".

La otra familia procede de Uruguay. Son dos hermanos, Jesús Ourens, también casado con una gallega, y Santiago. Hace siete años que descubrieron Adrián y quedaron prendados por la aldea.

Los hermanos Ourens ya han reconstruido con sus propias manos una casa y trabajan ahora en otra, porque al igual que su vecino, Jesús aspira a quedarse a vivir definitivamente en el pueblo, pero "tengo que trabajar, lo hago en la construcción, y poco a poco estamos recuperando otra casa, pero va lentamente porque hace falta dinero", y añade que "cuando la acabe mi sueño es vivir del campo y criar ganado, posiblemente bueyes. De momento, sólo mi hermano reside aquí todo el año, y nosotros venimos los fines de semana".

Las autoridades municipales están encantadas con la recuperación de la aldea, así que se están volcando en dotarla de servicios. El teniente alcalde, Tomás José Sancho, explicaba como ya se realizó la reforma de la red de baja tensión; la instalación de una torre de telecomunicaciones para garantizar la cobertura telefónica; la implantación de la recogida de basura y la redacción de un proyecto para la realización de las obras de abastecimiento y saneamiento, en las que se invertirán 50.000 euros. Además, con el fin de favorecer la recuperación integral del núcleo, el concello procede a la redacción de un proyecto de delimitación de suelo urbano. Asimismo, confirmaba el teniente alcalde que se instalará en breve el alumbrado público, que ya ha sido adjudicado, se realizarán desbroces en las zonas de alto riesgo de incendio y, a medio plazo, también está en proyecto el empedrado del camino principal del pueblo.

De esta forma, Adrián resurge de sus ruinas, gracias a estos "colonos", que dicen estar totalmente enganchados a la naturaleza, los alimentos ecológicos, el maravilloso paisaje y la tranquilidad.

Ambas familias tienen hijos, unos trabajan otros estudian, pero también a ellos les gusta disfrutar de las vacaciones en la pequeña aldea. Jesús Ourens apuntaba que "durante los fines de semana vienen amigos, en San Juan hicimos una gran hoguera y celebramos la fiesta más de 30 personas". El pueblo ha recuperado la vida y hasta allí se desplazan los distribuidores de cualquier producto y pronto dispondrán de todos los servicios. Será una aldea más recuperada.

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