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Dos presos mataron por una herencia al recluso que no regresó a Pereiro

El cadáver de Fernando Iglesias estaba enterrado en una finca de Piñor de Cea; los dos arrestados ingresaron en prisión

La Guardia Civil desenterró este jueves en una finca de Senra (Piñor de Cea) el cadáver de Fernando Iglesias Espiño, de 63 años, el preso de Pereiro que no regresó a prisión el pasado 11 de agosto, donde cumplía una condena de 54 años de cárcel (la pena expiraba en octubre de 2021) por matar a su mujer y sus dos hijos en  las Palmas de Gran Canaria en 1996. El fallecido había salido del penal de permiso.

Los agentes localizaron la fosa en que fue enterrado tras la detención el pasado lunes de Francisco Javier G.H., natural de Senra y propietario de la finca, y, posteriormente, a Óscar G.G., en la misma prisión de Pereiro, como presuntos autores de la muerte del fugado. 

Ambos ingresaron en la noche del jueves en prisión tras declarar en el Juzgado de Instrucción 1 de Ourense como presuntos autores de un delito de homicidio/asesinato en concurso medial con un robo con violencia. 

Los dos detenidos, que según pudo saber este periódico se negaron a declarar ante el juez, acabaron presuntamente con la vida de Fernando Iglesias Espiño el mismo día que debía regresar a la cárcel de Pereiro, el pasado 11 de agosto. El móvil, según parece, fue el robo de los más de 19.000 euros que tenía la víctima en su poder. Iglesias Espiño había recibido una herencia, 26.000 euros, tras la muerte de su madre, pero solamente le quedan 19.000, dado que los restantes los había gastado en la compra de un turismo.

En el marco de la denominada "Operación Avaro", los investigadores observaron que “15 días” antes de su desaparición alguien había retirado 15.000 euros mediante “sofisticados sistemas para la sustracción y para borrar cualquier rastro”, por lo que se inició un dispositivo de vigilancia.

A raíz de las pesquisas, los responsables de la investigación observaron "movimientos raros" en las cuentas del preso desaparecido, que concluyeron con la detención en las últimas horas de dos sospechosos con los que Iglesias Espiño habría coincidido en la cárcel de Ourense: F.G.H., de 43 años, y O.G.L., de 38.


Permisos carcelarios   


Francisco Javier G.H., que fue detenido en la ciudad, se encontraba en libertad, siendo controlado por una pulsera telemática.  Su compañero también disfrutaba en el mes de agosto de permisos carcelarios que recientemente, según pudo saber este periódico, le fueron suspendidos al no regresar durante una de las salidas, teniendo que ser detenido.  El cadáver, una vez desenterrado -estaba a una profundidad de más de un metro- presentaba numerosos síntomas de violencia. 

La Guardia Civil lo localizó después de que, según fuentes del Instituto Armado, uno de los detenidos comentara el crimen entre sus compañeros y allegados.


Granja de pollos


Los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil ya estaban buscando el cuerpo desde el pasado lunes en una antigua granja avícola de Bouzas (Maside), en la que llevaron a cabo una amplio movimiento de tierras, utilizando una retroexcavadora, pero solamente encontraron cadáveres de pollos, alrededor de unas 10.000 aves. La nave, al parecer, también es del detenido natural de Piñor.

La víctima, cuando se encontraba en el penal, mantenía una buena relación con Francisco Javier G.H., que, según fuentes del instituto armado, le permitía poner la granja de Bouzas (Maside) como lugar para estar localizado. Fernando Iglesias disfrutó los primeros permisos (81 en total) solía acudir a  la casa de una prima en Silleda (Pontevedra), de donde era natural, pero finalmente optó por poner el domicilio en Bouzas, donde los vecinos aseguran no haberlo visto nunca. El vecindario se mostró extrañado con el movimiento de tierra en la granja y la presencia de numerosos agentes de la Guardia Civil.

Francisco Javier G.H. es conocido en Piñor de Cea por el atraco hace años a un supermercado, tras el que ingresó en prisión. Cumplía condena por delitos perpetrados en diferentes lugares del territorio nacional. El hombre no goza de buena reputación entre sus vecinos, que lo califican de "muy violento".

Según fuentes policiales, conocía perfectamente los movimientos del fallecido, la herencia que había recibido, y sus salidas de prisión. 

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