CULTURA

Un intelectual de ‘carácter rompedor'

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photo_camera Padre Feijoo

Avelino Rodríguez, Juan Luis Saco y Pablo Sánchez, se reunieron para un coloquio sobre la figura del célebre ensayista 

El ilustre pensador y ensayista ourensano del siglo XVIII, Benito Jerónimo Feijóo y Montenegro, más conocido como Padre Feijóo, será conmemorado este año con motivo de la celebración del 250 aniversario de su muerte. En una aportación más al gran número de actividades conmemorativas, tres expertos conocedores de la obra del intelectual compartieron datos y opiniones en una tertulia organizada por La Región y que tuvo como escenario el plató de Telemiño. Se trata de Avelino Rodríguez González, gestor cultural del Museo Arqueolóxico; Pablo Sánchez Ferro, director del Archivo Histórico provincial, y el catedrático de Latín Juan Luis Saco Cid.

El encargado de dar comienzo al encuentro fue Avelino Rodríguez, que aportó algunos datos biográficos sobre el ilustre ensayista. Rodríguez comenzó con los datos conocidos de sus inicios, desde su nacimiento, en 1676, en la pequeña aldea ourensana de Casdemiro, en Pereiro de Aguiar, hasta su formación académica, desarrollada hasta el principio de su adolescencia en Allariz. Aunque, y a pesar de no estar demostrado, se especula con que podría haberse formado también en Santo Estevo, esta teoría finalmente se descarta, ya que a pesar de la cercanía de la casa familiar de los Feijóo a las inmediaciones del monasterio, éste nunca albergó escuela de gramática, y no tendría demasiada lógica.

Los tres tertulianos quisieron destacar en sus primeras intervenciones el importante papel desarrollado por su familia en la formación inicial. Los Feijóo eran una familia acomodada, muy activa culturalmente hablando, y que animó al pensador a inclinarse hacia el estudio y a ingresar en la orden benedictina, en el Monasterio de Samos. Comenzó, de este modo, su carrera monacal y una vida dedicada por completo al conocimiento y a la sociedad.



La familia

Por ello, dos de los tres tertulianos hicieron referencia a algún miembro de la misma. Avelino Rodríguez retrató a los hermanos del Padre Feijóo como unos de los pocos autores que en los "séculos escuros" habían escrito sus textos en gallego. Siendo éste un fuerte lazo de unión con el ensayista, que hacía continuas reivindicaciones del idioma gallego, al cual concedió el estatus de lengua.

Por otra parte, Saco Cid quiso hacer una especial mención a Luz Pozo Garza, una voz ilustre de la poesía más reciente en Galicia desde la publicación de su primer poemario, “O paxaro na boca". La razón: ella era bisnieta del sobrino del pensador ourensano.

“Noto un paralelismo con todos los movimientos culturales de carácter rompedor que surgen en la ciudad", explica el catedrático de Latín, que hizo especial hincapié en la ourensanía del Padre Feijóo. Además, Pablo Sánchez recordó que el provincialismo y el regionalismo, con su afán de buscar figuras ilustres que imitar y con las que ennoblecer a la ciudad, recuperaron en cierto modo la figura del monje benedictino.

“Demostró que nunca se había olvidado de sus orígenes, a pesar de haberse trasladado a Oviedo con tan solo 14 años, introducía en sus textos el humor, la ironía o el sarcasmo gallego", explicó el gestor cultural del Museo Arqueológico, Avelino Rodríguez, quien afirmó que en 1732, el ilustre pensador escribió una carta a todas las ciudades gallegas reclamando todos los datos que pudieran aportar para crear una historia reivindicativa del Reino de Galicia y de los gallegos.



Un autor crítico

Por último, Sánchez Ferro resaltó que Feijóo cuestionaba el modo de vida de muchas personas. Criticaba, por ejemplo, a aquellos médicos que vivían de contar y hacer siempre lo mismo, o ponía en duda las cátedras y a quienes las ocupaban. Además, escribía, en el contexto de una sociedad profundamente machista, a favor de la mujer, o se atrevía a luchar para conseguir la igualdad de los pueblos, quedando patente de este modo que la idea del ensayista era que no existían naciones mejores que otras, sino individuos que debían trabajar por el bien común de la sociedad. Ideas todas ellas revolucionarias para su época.

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