JUICIO TOMAS MILIA

De la prostitución ¿al asesinato?

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photo_camera Alexandru Marius Luca, en octubre de 2013 fue requerido para una prueba de ADN.

Alexandru Marius Luca (22 años) tiene hoy la oportunidad de relatar qué aconteció el 4 de octubre de 2013 en la casa de un cliente que le contrató para una relación sexual y apareció apuñalado. El marido de la víctima, los sobrinos y el fiscal sostienen que lo mató

Llegó el día de escuchar al joven rumano Alexandru Marius Luca sobre lo qué ocurrió en el céntrico piso de Curros Enríquez al que acudió para un contacto sexual a cambio de 160 euros. Tomás Milia (72 años), el 4 de octubre de 2013, había sucumbido a un reclamo de la sección de contactos gays de la página milanuncios.com: "Lucas, 19 años, cuerpo definido, dotado, muy activo; toda clases de servicios: francés natural, 69, penetraciones, lluvia blanca, dorada, dominación, juegos... Te aseguro que lo pasarás de lujo".

El joven confesó ante la Policía. Y hasta entró en detalles: mató a su cliente con un cuchillo de 11,50 centímetros de filo en el fragor de una discusión porque sólo le quería pagar 40 euros. "Tomás me dio un puñetazo en la boca, perdí el control y y tomé un cuchillo de la mesilla de noche que había visto al coger los preservativos; le corté el cuello. Comenzó a sangrar mucho. También se lo clavé en la barriga sin saber bien el porqué y fui al baño a asearme", aseguró textualmente ante dos policías y una letrada de oficio, tal como se recoge en el sumario.

En esa prolija comparecencia, también reconoció el resto de delitos que le imputan el fiscal, el viudo de la víctima y dos sobrinos: abandonó la casa, no sin antes apoderarse de una caja de relojes de oro de colección; huyó de la policía, prevenida ante la actitud huidiza del joven, y regresó al escenario del crimen para lavar con lejía a la víctima en la bañera y quemar el colchón de la cama, lo que derivó en un incendio. Poco tiempo después, tras arrojar una bolsa con la ropa ensangrentada a un agente, fue detenido.

Ante el juez de guardia y asistido por un abogado de pago, cambió de estrategia y optó por el silencio. Posteriormente, a lo largo de la instrucción, el letrado, en sus distintos recursos para que fuera un jurado el que dictara sentencia en vez de un tribunal profesional, negó la mayor y la menor (robo, incendio y atentado a agentes de la autoridad). Sólo admitió la relación sexual, en todo caso, un supuesto encubrimiento, e intentó que el instructor mirase para otro lado a tenor de la distante relación de Milia con su marido. El septuagenario quería divorciarse porque su esposo mantenía relaciones con mujeres (contrató a un detective para acreditarlo) y cambió el testamento una semana antes de morir.

Su único balón de oxígeno llegó con una pericial de la Policía Científica que analizó los cuchillos intervenidos y concluyó que ninguno entró en el cuerpo de Milia.

En su escrito de defensa, plantea la absolución frente a unas peticiones de las acusaciones que se mueven entre 33 y 49 años de prisión. Y, en caso de condena, invocó eximentes y atenuantes de la responsabilidad criminal: alteración psíquica (el procesado se arrojó al vacío desde el tejado de la iglesia de la cárcel de Pereiro); adicción a las drogas ,confesión y hasta dilaciones indebidas.

Pero Alexandru Marius Luca comparece hoy, con nueva letrada tras la renuncia hace menos de dos meses del anterior abogado, ante la sección segunda de la Audiencia. Tiene la oportunidad de romper su silencio y, por primera vez, explicarse ante la autoridad judicial. Prostituto... Pero y ¿asesino?.

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