REPORTAJE

Remontar el Miño es posible

PAZ2
photo_camera Técnicos de la Xunta, recogiendo uno de los salmones en el capturadero.

Desde la construcción de los embalses ciertas especies migratorias de peces han visto como su necesidad de remontar el Miño se frustra contra un muro de cemento; un invento ourensano pretende reparar el daño.

El Miño –dicen- es el río más largo de Galicia, también el más caudaloso. En Lugo nace, en Terra Chá, inmensa planicie, sujeta a crecidas; para encajarse –después- entre montañas ya sin ningún ánimo ni posibilidad de fuga. Al pasar Ourense es otra vez vulnerable a crecidas en la capital y camino de O Ribeiro, así hasta Pontevedra, es en Tui donde sus aguas se vuelven internacionales, con todos sus reglamentos comunitarios incluidos. También lo vemos aportando 5 centrales hidroeléctricas y sus correspondientes embalses, desde Belesar(1963) hasta Peares(1955), ambas centrales ya repotenciadas; Velle (1966) en la ciudad, aguas abajo Castrelo (1969) y Frieira (1970), ampliado en 2012, un muro infranqueable para las especies piscícolas que llevan en sus genes la llamada hacia el remonte. Salmones y angulones, lampreas, sábalos; lo intentan. A lo largo del cauce del Miño y el Sil todavía resisten visibles pesquerías.

Aguas arriba, aguas abajo
El salmón –anádromo- eclosiona en agua dulce, vuelve al mar por varios años para regresar de nuevo al río a desovar; luego muere. Las anguilas –catádromos- viven en agua dulce pero se aparean en agua salada. Parece magia, lo es. Los preparativos del viaje de la anguilas para su reproducción es épico, también definitivo, a los 15 años sus estómagos se atrofian, se llenan de huevos y de esperma, después mueren en el Atlántico. Las crías, en una bola infinita de minúsculas láminas recogidas en un inmenso ovillo seguirán viaje al mar de los Sargazos, en el Golfo de México;  regresarán – en un viaje de dos años- de nuevo a las aguas del continente otra vez, emulando el viaje de sus progenitores se adentrarán en agua dulce. 

En las paredes de Frieira una de las especies más visibles –desde principios del verano- es precisamente la de los angulones, en una lucha a la desesperada por sortear el muro. Otras especies como el salmón y la lamprea también lo harán, pero más tarde. Las obras de ampliación de la central conllevaron la creación un capturadero y un elevador, pero no se consiguió cerrar el ciclo, de poco sirve un remonte manual si aguas arriba a las especies se les corta el paso o en caso de regreso el destino es una turbina que las tritura. Todo esto tiene solución, es el invento de una empresa ourensana que garantizaría el remonte y el viaje de vuelta, y a su vez sería rentable, porque generaría energía eléctrica. Su intención, renovar la vida de estas especies, al menos hasta Os Peares; históricamente las pesquerías llegaban también al Sil. Se han reunido con representantes de la concesionaria y de la Confederación Hidrográfica, y hay –según cuentan- buen entendimiento. 

20170722221254130_resultEl tornillo de Arquímedes
El diseño planteado es simple, una superficie helicoidal inclinada dentro de un cilindro, donde hay un tornillo que rota y que hace que el líquido inmerso en su interior ascienda a través de la superficie helicoidal. Un diseño tan antiguo que ya lo inventaron los egipcios, Arquímedes se lo hizo propio, hoy se le reconoce por su nombre. Ha funcionado desde entonces para sacar agua de minas y de lugares poco accesibles, ahora este grupo de empresarios ourensanos -TECIMET-, en colaboración con el ingeniero industrial Manuel Posada, quien ha patentado su aportación al invento, dicen que es la solución a la traba física que supone el muro de cemento de las centrales hidroeléctricas en la necesidad vital que tienen los peces migratorios para remontar los ríos. 

El invento ourensano
El sistema, una "escalera de peces", así la denominan, permite descender a los peces desde las láminas de agua de la parte superior del embalse; o subir, aguas arriba, por el procedimiento inverso, en la hora y épocas de remonte. La novedad es una serie de generadores eléctricos capaces de producir energía en el proceso de descenso, en el de subida consumiría energía. "No sería un gasto -dice Antonio Romero, uno de los socios- sino una inversión, produce energía, no pueden ampararse en que sea costoso", los promotores de la idea dicen que quedaría amortizado en 10 años. En los procesos de subida y de bajada, los peces se dejarían llevar por un efecto llamada, a través de corrientes de agua, como sucede con la actual escala implantada en Frieira a raíz de la ampliación. 

Para salvar el salto se precisarían "tres tornillos" unidos - ocho metros cada uno, dotados éstos con un generador de 150kw-, y salvar así los 24 metros de desnivel, todo ello amarrado en una estructura metálica y de cemento de unos 30 metros. "No conlleva –dice Antonio- impacto ambiental, iría sujeta a unas bases de hormigón. El interior del sistema está pensado para un un caudal de 2.650 l/s y en los peces de mayor dimensión, sábalos y lampreas. Durante los 4 meses que durante  las épocas de remonte piscícola, el sistema puede estar generando electricidad 22 horas al día". Sistemas similares ya están funcionando en varios países de la Unión Europea.
 

Te puede interesar