OURENSE

Robos continuos y abandono devastan el Hospital de Toén

photo_camera Camas articuladas y radiadores, abandonados o preparados para su transporte ilegal.

Cuando se van a cumplir tres años de su cierre definitivo, la reversión del recinto a los comuneros permanece paralizada por las reticencias a asumir la carga sin un proyecto firme que lo reactive 

Cuando se van a cumplir tres años del cierre del hospital psiquiátrico de Toén, el abandono y, consecuentemente, el deterioro se ceban sobre sus instalaciones, asoladas por la proliferación de maleza en el exterior pero también por los continuos robos de material -sobre todo si es metálico- en su interior, convertido en un "almacén" de cascotes de escayola, de viejos archivadores rotos, de numerosa documentación tirada sobre mesas destrozadas y con una capilla irreconocible, con el techo caído sobre el que fuera altar mayor.

Además, la falta de vigilancia, pues el Sergas dejó de pagar hace un año los 12.000 euros mensuales que costaba el servicio de 24 horas que había contratado, ha convertido el recinto en un gran atractivo para los ladrones, que periódicamente acuden en busca de hierro -el Sergas reconoce que se han llevado ya hasta los radiadores- o de cualquier elemento por muy inservible que parezca. Allí, la Xunta conserva todavía un almacén, donde guarda sillas, camas y otro material sanitario obsoleto, por lo que una parte del recinto está tapiado y cerrado, aunque le constan perfectamente los robos y la presencia eventual de okupas en algunos de los pabellones, a los que pudieron acceder por falta de vigilancia y de obstáculos que se lo impidan.

Peligro de incendio

El exterior tampoco es ajeno al abandono. La maleza se ceba con el antiguo bosque y los jardines, lo que, advierten los vecinos, puede ser un peligro si se declara un incendio. La situación ha llegado a ser tan preocupante que el Concello instaló grandes piedras en la vía de acceso al antiguo hospital, para evitar la proximidad de furgonetas capaces de almacenar kilos de material sustraído por los ladrones.

Los comuneros de Moreiras y Trelle, propietarios últimos del terreno donde se construyó el hospital hace más de 60 años, confirman los continuos hurtos, que les llevan a llamar "casi a diario" a la Guardia Civil, pero ante la que, al final, no se formalizan las denuncias porque, y ese es el verdadero problema del recinto, las instalaciones del viejo psiquiátrico y el suelo donde se construyeron están exactamente en el "limbo administrativo", como reconocen las tres partes en conflicto por esta situación: Sergas, comuneros y Concello de Toén.

Porque el Servicio Galego de Saúde inició hará un año en enero -exactamente el 16 de ese mes- el expediente de reversión del terreno con todas sus instalaciones a los comuneros de Moreiras y Trelle, vía Concello de Toén. Pero el expediente quedó atascado en el Consistorio, según la administración sanitaria porque el gobierno local no lo acepta. Desde ese mes de enero, el Sergas insistió en varias ocasiones en tramitar la reversión porque las instalaciones "ya no tienen uso sanitario" y esa administración no está interesada en ellas; pero la documentación presentada en el Concello, relata, "no ha tenido respuesta alguna por parte de la autoridad municipal". Incluso afirma que el regidor se desplazó a Santiago para pedir una prórroga en la recepción del viejo hospital.

En el otro extremo del hilo, el alcalde de Toén, Amancio Cid (PP), niega desinterés en hacerse con el psiquiátrico y su terreno aunque, reconoce, sería un mero intermediario porque tendría que transferirlo a los comuneros, sus últimos dueños. Pero lo cierto es que reconoce que la reversión y el futuro de esta infraestructura está realmente en el "limbo". Él fue a Santiago, sí, dice, pero para pedir al Sergas que instalase unos letreros a la entrada prohibiendo el paso; y pidió el vallado a la Diputación, aunque reconoce que ni una ni otra medida ayudan mucho a alejar a los ladrones y, desde luego, no evitan el deterioro de los pabellones.

Consenso

En medio, los comuneros, que ya rechazaron las propuestas de uso planteadas hace más de un año por la conselleira Rocío Mosquera pero que quieren una reunión con Concello y Sergas para buscar una solución "consensuada", difícil, reconocen, porque hasta ahora no ha cuajado ningún proyecto de ocupación de ese espacio. La necesidad de destinarlo a un uso sociosanitario -porque esa fue la finalidad de la cesión al Estado en su momento- limita también las posibilidades de futuro pero hasta el momento los propietarios no han consensuado la posibilidad de cambiar esas condiciones.

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