INVESTIGACIÓN

La investigación no descarta que Verfondern fuera asesinado

photo_camera Agentes de la Guardia Civil impiden el paso al lugar donde apareció el vehículo calcinado. (MARCOS ATRIO)

Su coche, localizado en A Veiga, apareció quemado y sin matrícula en una zona de difícil acceso

La aparición del viejo todoterreno que conducía Martin Verfondern reabrió la hipótesis de que su desaparición no fuese voluntaria. Todo lo contrario, los investigadores no descartan que el holandés que el 19 de febrero de 2010 desapareció de su casa de Santoalla (Petín) hubiese sido asesinado. En este sentido apunta el paraje agreste donde fue localizado el Chevrolet Blazer, denominado A Azoreira y próximo al pueblo de Lamalonga (A Veiga), donde el conductor abandonó la carretera deteniéndose cuando el terreno impidió que el vehículo continuase avanzando.

La ausencia de las placas de la matrícula también podría indicar que alguien intentaba dificultar la identificación del todoterreno, un propósito nada fácil teniendo en cuenta las características del viejo y grande Chevrolet Blazer. Además, el coche apareció calcinado. La investigación no descarta ninguna posibilidad al buscar la causa de la desaparición de Martin Verfondern y, si las indagaciones no dan un giro radical, la del asesinato comienza a destacar en el orden de prioridades.

El hallazgo del coche fue accidental. El incendio que arrasó 150 hectáreas de monte en el Concello de Rubiá, además de movilizar a los helicópteros de los equipos de extinción de incendios hizo despegar una aeronave de la Guardia Civil, de las que se ocupan de la coordinación. Fueron sus ocupantes los que divisaron el vehículo calcinado a última hora de la tarde del martes, día 17. Ayer, los agentes acordonaron el lugar para no "contaminar" el lugar y facilitar la investigación de los agentes de la Policía Judicial de O Barco y Ourense, así como la minuciosa revisión del terreno que realizó la Unidad Central de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil, desplazada desde Madrid. A última hora de la tarde, continuaban en el lugar, buscando la pista que conduzca a Martin Verfondern.

La opinión de su esposa, Margo Pool, de origen alemán, no difiere de la de los investigadores: "Sí, puede ser un asesinato. Tenía problemas con vecinos. Ahora, al menos hay algo. Antes, ni coche ni Martin", dijo.

Martin Verfondern, alemán nacionalizado holandés, tenía 52 años cuando fue visto por última vez el 19 de enero de 2010. Una docena de años antes había llegado a Santoalla, acompañado por su mujer. Buscaba un lugar alejado de la contaminación y en la aldea solo vivía otra familia, con la que mantenía malas relaciones. 

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