BALONCESTO/ ASCENSO A LA ACB

El COB asciende, Ourense crece

El equipo ourensano derrotó al Breogán en el quinto partido de final de la LEB Oro y regresa a la Liga ACB 15 años después del último ascenso

Ourense es de ACB. Lo gritó hasta quedarse sin voz y lo escribió a brocha gorda para facilitar la comprensión. Reclamó un ascenso que su equipo consiguió en la pista y que supone mucho más que un cambio de categoría. El COB asciende, Ourense crece.
Hoy la ciudad es un poco más alta, más guapa, más joven y sin duda más alegre. Hoy no importa no ir al cole o llegar al trabajo con problemas para rendir al máximo nivel. Se perdona. Se guiña el ojo porque el compañero, jefe o vecino tiene la misma sensación de euforia que solo se siente cuando algo es propio. Y esto es común. Es algo nuestro. ¡Ourense!

Al mediodía se colgó el cartel de "entradas agotadas". Una hora después los operarios del Pazo alineaban las últimas sillas adicionales y confirmaban con la seguridad las medidas a tomar en una cita excepcional.

"Nunca en la historia ha pasado esto. Con la selección no fue esto. Esta vez se agotaron las entradas en 30 horas. Habríamos llenado tres 'Pazos'. Hay más gente que el día del CajaMadrid. Aquel día no había sillas", decía el gerente del Pazo, Ángel Cid.

Al salir, dos chavales llorando porque no había entradas que comprar. A la hora de COB: ilusión. En el café: ilusión.
Dos horas antes del inicio, riadas de gente. Una hora antes, lleno.

Nada que ver con el anterior ascenso. A esta gente ya no se le puede decir que no. Es otra generación. Muchos de los que estuvieron ayer en el Pazo, quizá la mayoría, nunca han visto al COB en la ACB. Por eso es otra historia.

Nosotros fuimos barriga llena. Ellos son el futuro. Los que lloraron en Lugo y lloraron ayer. Los que no comprenderían que ahora la alegría de una ciudad no la confirmasen los que la rigen. Ourense está por encima de ideologías y de intereses. Se ha rascado el bolsillo y se ha dejado la voz para sentirse alguien por primera vez en años. Porque vale ya de agachar la cabeza y pensar que somos menos. Ourense no es menos que Santiago, o que Manresa, o que Fuenlabrada o que Lugo. Ourense es de ACB.

¡Ourense!

Por eso temió por su sueño cuando el Breogán sacó el orgullo y demostró nivel para competir también en el último partido. 12 puntos de ventaja en el primer cuarto. Demasiado pronto.
Un COB al que le temblaban las piernas. Ahí cambió el partido. La entrada de Suka-Umu y Cristian Díaz ya no tuvo marcha atrás. A un COB todavía en búsqueda de dirección a la que apuntar los relevos le dieron intensidad, cordura y criterio. Se hizo de día con la fuerza del sol que ahora ajusticia a los turistas norteños.

Serían meigas pero de golpe la cancha de ataque del Breogán se hizo más estrecha y la del COB amplió las dimensiones. Cada ataque lucense fue una pesadilla. Las líneas de pase eran muros, la penetración,escaladas. Ni un rebote en ataque. Ni un tiro liberado. El COB empezó a correr y ver aro.

Suka agrió el gesto y Díaz mostró sonrisa. Un partido estremecedor de 32 a 5 que acabó con la final. Al descanso (43-28).

Quedaban 20 minutos de dentista para el COB y otros tantos de clímax para el Breogán. Pero la final estaba decidida. Las caras delataban. El que quiso sin fe y el que se sentía ganador antes de tiempo.

Momentos para que Suka acabase de firmar una actuación inolvidable. Para quedar para siempre en la historia del COB. La gloria personificada de un equipo sin dependencias. Por momentos no pareció terrenal. Jugó en el patio de casa con 6.000 invitados disfrutando del espectáculo. Encaró el aro para elegir si anotar o regalar canastas que sirvieron de descuento hasta la gloria.

El epílogo a una temporada sellada con un triple de un ourensano, Cristian Iglesias. De un canterano. Guiño simbólico para un futuro al que ya no se le pueden achicar los elogios ni ahora acotar en las consecuencias.


El preámbulo a una fiesta final en la pista y en las calles. Niños con la cara pintada. Adultos con miradas de niño y lágrimas en los ojos. Los que saben lo que supone un ascenso a la ACB y lo reviven y los que se imaginan lo que supondrá sentirse importantes.
Porque el próximo partido podría ser ante el Real Madrid. O el Barcelona. O el Obradoiro.
¡Ourense!
No queda otra. No se le puede decir que no a un ciudad que ya se siente de ACB. A un club que vuelve a serlo pero como en los mejores momentos. Porque lo de menos serán los partidos de los que disfrutar. Lo importante serán los miles de niños que se engancharán al baloncesto y sintiéndose cobistas. Porque en este deporte Ourense no es azulgrana, merengue, blanquiazul o celeste. Con la canasta en esta ciudad la gente es del COB. Pagando y reclamando. En baloncesto la gente es de Ourense. Y presume de serlo. La ciudad del COB.

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