Opinión

Cuando el tiempo amarillea el papel

La música de Bill Evans o del Keith Jarret Standards Trío en concierto suena en el escenario de la memoria, discos de vinilo remasterizados para nostálgicos, paseantes de sensaciones. Así el sentimiento desde los antiguos papeles ambarinos, soporte de la pintura de Tamara Feijóo Cid. La joven artista natural de Ourense despliega su magia en precisos (y preciosos, por minuciosos) dibujos, pidiendo al espectador proximidad para apreciar sus trabajos. Pequeños de tamaño, exigen detenidas miradas cercanas. No es, como pudiera parecer, un trabajo de artista dibujante de naturaleza, por más que no renuncie a las enseñanzas y logros de aquellos grandes como José Celestino Mutis, sabio y artista que vivió en la segunda mitad del siglo XVIII, y desde su famosa expedición ultramarina en tiempos del rey Carlos III, puso en marcha un grupo de grandes ilustradores, como los pintores Francisco Mansera y Antonio Lozano... Mas desde el cuidado en el trazo, y el color en gouache que define los elementos vegetales -más conseguidos que rocas o aves-, todo por su afán de verosimilitud, logra una sensación de suspensión, o ingravidez, al aislar sus temas contra el fondo. Este es un recurso que la autora busca a fin de que valoremos el reciclaje del viejo papel, degradado por el sol, y alterado a veces por humedades, objet trouvé desde el que nos ofrece unas elaboradas obras. Feijóo las hace primero en maquetas, un trabajo que le permite construir y experimentar los volúmenes de la supuesta realidad construida, para fotografiarlos después y así, desde las fotos, pintar.



A escala pequeña

Todo a escala pequeña, en obras de impacto controlado, como sus construcciones de piedras con elementos vegetales y escaleras, efímeras escenografías de jardín, obras de “Y a lo lejos, páramos de asceta”. En todas ellas el fondo es neutro, con sutiles sombras a veces, propias para la concentración de la mirada. En otras pinta una secuencia, para luego construir con ellas sencillas instalaciones buscando las tres dimensiones y el trampantojo, con las sombras generadas: así en las 'piezas' de “La cambiante duración del minuto”, reciente serie. Trae a la galería ourensana otras aún, que llama “Folies”, y sirve para dar título a toda la muestra expositiva. En uno de los últimos números de la Revista Luzes escribe cómo busca representar ‘la naturaleza como algo contradictorio, bello e grotesco á vez, que nos atrae y aterra, que nos fascina en la distancia y repelemos de cerca’.

La artista había expuesto hasta ahora en nuestra ciudad en colectivas, caso del Municipal 'El gabinete de un aficionado', o en ‘Os anos circulares, últimas tendencias da figuración en Galicia, 1994-2013’, en la Praza Maior. Llega ahora a su ciudad con su primera individual, y con ella la Galería cierra la temporada. Tras el verano cambiará la céntrica calle en que ha estado los últimos años por el entorno del Edificio de Ferro del Campus Universitario, dejando un edificio monumental ruinoso por otro más moderno y dinámico. En este mundo vive Tamara Feijóo, aunque su carácter guste del sosiego contemplativo.

Te puede interesar