Trives tiembla con el túnel del terror del ANPA

A Pobra de Trives vivió este jueves una jornada escalofriante, llena de misterio y diversión, gracias a la Asociación de Nais e Pais O Recreo, que transformó el edificio de Santa Leonor en un auténtico escenario de pesadilla.

Desde las 19:00 horas, el Centro de Interpretación se convirtió en un laberinto donde luces tenues, sonidos inquietantes y personajes imposibles se mezclaban para dar vida a su tradicional Túnel do Terror, una de las citas más esperadas del Samaín en la villa.

Niños, jóvenes y adultos se adentraron en este pasaje del terror por la entrada situada junto a la pista de pádel, con la salida prevista por la oficina de turismo, en un recorrido pensado para sorprender y asustar por igual. Cerca de 30 participantes —entre madres, padres y pequeños— se metieron en la piel de zombis, brujas, vampiros y otras criaturas del cine de terror, acompañando a los visitantes más valientes a lo largo de varias estaciones temáticas cuidadosamente decoradas.

El laberinto contaba con sorpresas en cada rincón: un pasillo de espejos que multiplicaba los reflejos aterradores, un pianista fantasma que tocaba entre penumbras, mientras niños tétricos recorrían el espacio en triciclos, persiguiendo a los visitantes y manteniendo el corazón de todos en vilo. Un recorrido con ecos de gritos de los atrevidos visitantes, que hasta tuvieron que arrastrarse por los suelos atravesando una trinchera, sentarse en la enfermería más tétrica, ver como la niña del pozo les sorprendía o Drácula aparecía de la oscuridad. Los organizadores incluso incluyeron personajes inspirados en el cine de terror, añadiendo un toque internacional al recorrido.

Casi ya al final de este túnel del terror, el olor a gasolina y el ruido de la motosierra hacía que los grupos se apiñaran intentando escapar del enmascarado que los perseguía.

Tras superar el pasaje, los asistentes pudieron disfrutar de una merienda en el local grande cercano a la pista de pádel, con chocolate y bica proporcionados por el ANPA, además de las sobras de las meriendas terroríficas de los niños del colegio. Para quienes quisieron contribuir a la financiación de la tradicional excursión de fin de curso, se habilitó un bar donde se recaudaban fondos y una hucha para donaciones voluntarias.

Con iniciativas como esta, el ANPA O Recreo consolida su papel como motor de participación comunitaria y familiar en Trives, demostrando que cada Samaín puede convertirse en una experiencia compartida entre risas, sustos, alguna lágrima y mucha ilusión. Los padres voluntarios demostraron su talento transformándose en auténticos personajes terroríficos, preparados para mantener la emoción y el miedo a lo largo de todo el recorrido.