José Rodríguez Carballo: “El Papa es muy sencillo, positivo y no le gusta el protocolo”

SARREAUS (LODOSELO). 17/08/2022. OURENSE. Entrevista con José Rodríguez Carballo, actualmente secretario no Vaticano. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera José Rodríguez Carballo junto a su casa de Lodoselo. FOTO: ÓSCAR PINAL
El arzobispo y secretario en el Vaticano, José Rodríguez Carballo, pasa unos días en su localidad natal: Lodoselo (Sarreaus) y disfruta de la vida religiosa al tiempo que se reúne con amigos y familia.

El arzobispo y secretario del Dicasterio para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica en el Vaticano,  José Rodríguez Carballo, vuelve a su tierra, A Limia, como cualquier otro veraneante. Sin embargo, en el caso del franciscano, sin vacaciones, pues ayer mismo se encargaba, a las 12,00 horas, de oficiar misa en honor a la beata Sor Dorinda en su localidad natal: Lodoselo. También se reunirá hoy con los “compañeros” con los que se junta “de vez en cuando” para “recordar viejos tiempos” y participará en la fiesta de Santa Clara, en Tui. 

Poco antes de la eucaristía, y todavía con la “resaca” de las fiestas patronales, el religioso tomaba un café y un almendrado de las clarisas alaricanas en su casa familiar y en la compañía de su hermana Josefina, su cuñado Francisco y su sobrino Miguel Ángel. 

Aunque Rodríguez Carballo reside en Roma desde hace más de cuatro décadas -una ha pasado desde que el Papa Francisco le nombró secretario, convirtiéndose el de Lodoselo en su primera designación-, su hogar en Sarreaus es un auténtico museo personal lleno de recuerdos de sus más de 160 viajes por el mundo -bastones que le regalaron en Ecuador, en Lima o en África; la reproducción del Niño Jesús de la Espina, de Perú; o el diploma de hijo predilecto de Sarreaus- y encabezado por dos retratos: el suyo propio y el de sus padres. De su madre dice con orgullo que fue “la primera mujer de Lodoselo en emigrar a Alemania”. Y es que cuando a José Rodríguez Carballo le preguntan por sus títulos le gusta decir que es hijo de emigrantes, franciscano y gallego. Quizá por este motivo vuelve con frecuencia a su tierra: para mantener vivas sus raíces. En este sentido, está convencido de que “quien olvida sus raíces se vuelve muy manipulable”. Además, en el listado de idiomas que maneja pone en primer lugar su idioma materno, el gallego, y recuerda con el mismo orgullo que “yo participé en la primera traducción de la Biblia al gallego en el año 89”. 

En estos días, el arzobispo recuerda qué le llamó de la vida religiosa: “Me gustaba ser franciscano. Me gustaba el carácter de un fraile que conocí y que todavía vive: tiene cerca de 100 años. Me llamaba la atención su sencillez y su alegría”.  Ahora, varios años más tarde, Rodríguez Carballo sigue viajando alrededor del globo con el firme propósito de “animar y regular la vida consagrada en el mundo”. Asegura que, desde la llegada del Papa Francisco, se hace más hincapié en la parte de la animación: “Por eso viajamos tanto”, señala el religioso. “El año que viene, por ejemplo, daré un curso de ejercicios espirituales para todos los obispos de Ecuador”, añade. 

Salir al encuentro de los fieles y religiosos, una tendencia que sigue actualmente la Iglesia, es, en palabras del arzobispo “volver a lo que siempre fue. El Papa Francisco insiste que la Iglesia debe ser una institución en salida. Tiene que encontrarse con la gente”. 

EL PAPA FRANCISCO

Si algo tiene claro José Rodríguez es que el papa actual “rompió todas las barreras”. La próxima audiencia con él la tiene fijada para el 5 de septiembre: “No interrumpe ningún compromiso. Se levanta a las 03,30 horas y trabaja todo el día”, explica. “Es muy sencillo, positivo y no le gusta el protocolo. Además es alegre, místico y con un gran sentido del humor. Habla con mucha libertad y denuncia el mal, tanto dentro de la Iglesia como fuera. Para mí es un profeta y como tal será criticado y perseguido. Es un gran Papa, la historia lo dejará en buen lugar, aunque creo que lo que muchos no soportan de él es su libertad: él llama a las cosas por su nombre”, concluye.

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