Ramón de la Fuente, un hombre bueno que se entregó a los demás

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photo_camera Gislena de la Fuente dedica la medalla de Xinzo a su padre ante Elvira Lama y Manuel Pérez. (Óscar Pinal)
En un sencillo y emotivo homenaje, familiares y corporación recordaron a quien fue médico, alcalde, presidente del Casino Antelano y del Antela. De la Fuente ya es hijo adoptivo de Xinzo. 

Corría el año 1958 cuando un joven médico, Ramón de la Fuente Galván, cambiaba la Gran Vía madrileña por la rúa Castelao, en Xinzo. Vallisoletano de nacimiento, de la Fuente se enamoraba de Galicia y de Celsa Cid, una limiana a la que todos llamaban Celsita. Pese a recibir ofertas laborales en la capital, el doctor Ramón se dedicó en cuerpo y alma a la medicina rural, a salvar vidas y a escuchar y compartir las historias de todos los limianos que se convirtieron en pacientes y familia. 

Dicen los que le conocieron -pues falleció hace poco menos de dos años, a los 92 de edad- que fue un hombre “objetivamente bueno” y que tenía un buen humor y un carácter alegre “contagiosos”. Le gustaba jugar a las cartas, el dulce, ver todos los partidos de Rafa Nadal y gastar bromas. 

Este sábado eran muchos los que se quedaban sin poder entrar a un salón de plenos lleno para rendir homenaje a quien también fue concejal y alcalde de Xinzo en la década de los 90 -militó en Alianza Popular y, más tarde, en el Partido Popular-. Su amor por su villa adoptiva no solo le llevó a pasar horas y horas entre su consulta médica y el Concello, sino que también presidió el Casino Antelano y el Antela Fútbol Club. 

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La familia del médico, al completo, en el homenaje. (Óscar Pinal)

El doctor Ramón de la Fuente es, desde ayer, hijo adoptivo de Xinzo. Sus  hijos, sus 16 nietos y un bisnieto contribuyeron a un sencillo y emotivo homenaje para un hombre que se entregó a los demás. “No es lo mismo pasar por la vida que vivir, y el abuelo fue un ejemplo de lo segundo”, manifestó su nieto José Manuel. “Era una persona que escuchaba a los demás con gran interés. Decía que había que escuchar más y hablar menos”, apuntaba Gilslena de la Fuente, su hija. Ese saber escuchar le llevó, en palabras de la alcaldesa, Elvira Lama, “a salvar vidas e mitigar penas”. 

El homenaje se extendió también a Celsita, que apoyó firmemente a su marido para que pudiera desarrollar su vocación de servicio público y sanitario: “Nunca se van las personas que hicieron magia y vosotros la hicisteis”, le dijo Gislena a sus padres, mirando al cielo.

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