Aceredo sale a flote 20 años después

Las ruinas del viejo Aceredo son ahora visibles.
Un dolor punzante sacude estos días el corazón de los pocos vecinos que quedan del viejo Aceredo, el pueblo que hace 20 años quedó sepultado por las aguas del embalse de Lindoso. La repentina e inexperada bajada del caudal de la presa, explotado por la eléctrica portuguesa EDP, ha dejado al descubierto los restos de las antiguas fincas y viviendas.
'Para la gente de fuera puede resultar un atractivo, pero para los que tenemos raíces allí es muy duro ver todo esto', confiesa un emocionado Francisco Villalonga, vecino del lugar que ayer recorría con Domingo González y su perra Tita, las laderas que antaño eran frutíferos campos de cultivo y viñedos.
Desde hace unos días, los vecinos son testigos de la bajada constante del nivel del agua. 'En una noche bajó cuatro metros, pero lleva así ocho días', asegura Villalonga, que sospecha que la empresa lusa ha sobrepasado el caudal mínimo cifrado en 340 metros. 'La explanada de la antigua iglesia estaba a 300 metros y bien se ve que hoy el agua está unos metros por debajo', asegura Domingos González, que considera que 'el Concello debería tomar medidas' para evitar esta situación.
Acusaciones que niegan desde la hidroeléctrica portuguesa. Fuentes de EDP reconocen que el nivel de la presa está por debajo de los límites normales, fundamentalmente debido a la ausencia de precipitaciones, 'pero 16 metros sobre el nivel mínimo de explotación'. Asimismo, aseguran que no se espera que este siga bajando, al contrario, 'la situación tenderá a estabilizarse en las próximas fechas', matizan.
Metro arriba o abajo del límite establecido, desde el Concello la alcaldesa María del Carmen Yáñez expresaba su preocupación por la bajada del caudal. 'Nunca lo había visto así de bajo', reconoció a la regidora popular, que aseguraba desconocer los motivos. 'Estamos a la espera de que la empresa concesionaria del embalse nos dé una explicación', apuntaba Yáñez, tras conversar con los responsables de la Xunta y la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil. Desde el organismo de cuenca aseguran que la responsabilidad sobre las aguas de Lindoso es de Portugal, si bien apuntan que 'se entiende como operación normal el vaciado del 80% del embalse'. Un límite que, debido a la ausencia de precipitaciones, podría sobrepasar esta misma semana el embalse de As Conchas. Y es que el bajo caudal es una constante en las presas ourensanas. La cuenca del Miño-Sil está en la actualidad al 44 por ciento, con 1.334 hectómetros cúbicos de agua embalsada (frente a los 1.581 del año pasado), según los datos suministrados por el Ministerio de Medio Ambiente.

embarcadero abandonado
Más allá de las ruinas del viejo Aceredo, el descenso del embalse ha dejado maltrecho el embarcadero construido en el año 2010 con los 410.790 euros del Fondo Estatal de Inversión Local. La infraestructura, que se suponía que iba a complementar la oferta turística de la zona con paseos a vela y a motor, permanece en un estado de semi-abandono. Las embarcaciones de tres vecinos de la zona son las únicas amarradas al embarcadero y en este momento están a varios metros del agua.
Con el descenso del nivel, las barcas llevan dos días encalladas.Los dueños las observan desde lo alto, porque bajar los 40 metros de desnivel hasta el pantalán, por una pasarela en zig zag, es una operación peligrosa. 'Lo del Concello con el embarcadero es una desidia', asegura Villalonga, propietario a su vez de una de las embarcaciones, que reconoce que 'fui el primero que luché por su construcción, pero no para que estuviera en la situación actual'.
Una crítica que extiende al área recreativa, con una zona infantil y un parque biosaludable para mayores, ubicada en el nivel superior del embarcadero. 'No hay luz pública, ni una fuente donde beber y los aseos están cerrados desde que terminaron las obras', protesta González, que asegura que en alguna ocasión ha tenido que reclamar al Concello la limpieza del espacio 'porque estaba invadido por la maleza'.

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