anciana abandonada

Olalla se acerca a la casa, va con la tensión y profesionalidad del momento, la Policía ha solicitado un ambulancia para llevar a una señora abandonada. Se encuentra con la cruda realidad de muchos mayores llevada a sus últimas consecuencias.
Está tirada en la cama, lleva cinco días sola, sin comer y muerta de frío. Olalla se acerca a ella con el cariño de una hija. La pobre anciana así la recibe, se sienta en la cama a su lado y le coge con dulzura sus manos heladas. Le pregunta como se encuentra y la respuesta es bien, pero... Y le cuenta su tragedia. Olalla, atenta a toda la historia, no deja de mimarla, ella sabe que es la mejor medicina en ese momento, también le dice que está preocupada por su perro, que nadie ha mirado por él; le dice para su tranquilidad que unos policías le han dado comida y se encuentra bien, eso es suficiente para estar tranquila.

Con cariño la lleva a la ambulancia; en el viaje siguen hablando de sus cosas, ellas ya son amigas, y como tal, se tienen aprecio; le cuenta que tenía dinero, que tenía cosas, y que se fueron poco a poco, alguien se las fue llevando, ese alguien que le quitó hasta la comida. En el hospital la deja muy bien acompañada con el personal médico de urgencias que hacen piña para cuidar de esta reina. Olalla se despide emocionada, la anciana solo le pide una ultima cosa, 'abrázame por favor'.

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