La petición de eutanasia

Los jubilados tenemos serios motivos para estar preocupados ente al peligro de que una ley de muerte digna o eutanasia acabe quitándonos la vida, sin que se cumplan los requisitos de que se respetará nuestra voluntad. Porque la eutanasia no respeta la terminación natural de la vida sino que es la 'terminación activa de la vida', es decir, que unos llamados profesionales de la salud provocan la muerte con una inyección letal o por otros métodos.
La legislación belga señala que el enfermo ha de pedir la eutanasia y esta petición ha de ser voluntaria, reflexionada y reiterada, y no puede ser el resultado de una presión exterior. También está previsto que la petición del paciente sea expresada y firmada por el paciente mismo o, si él no puede, por una persona mayor de edad que el propio paciente haya elegido. También habrá una Comisión de Control para evitar posibles errores.

En el primer informe de la Comisión se señalaba que en 14 declaraciones de eutanasia o muerte digna no constaba la petición por escrito del enfermo ni de otra persona. Es decir, habían matado a 14 enfermos que no habían pedido la eutanasia.

Sobre el otro requisito de que el paciente no sufra una presión exterior para firmar la petición, la experiencia en Holanda señala que los enfermos holandeses son forzados con frecuencia o no son consultados, en las decisiones de poner fin a su vida.

¿Qué pueden hacer los jubilados y personas mayores para que no les apliquen la eutanasia o muerte digna? Pues poner todos los medios para que esa ley no sea aprobada y para ello negar el voto propio, de su familia y amigos al partido político que la promueve en las próximas elecciones y en las siguientes.

Es muy frecuente que algunos pacientes con fuertes sufrimientos firmaron la petición de eutanasia, pero cuando se le aplicaron los cuidados paliativos y desaparecieron los dolores, cambiaron de opinión y querían seguir viviendo. Lo que si parece claro es el derecho de los enfermos terminales a no sufrir y a recibir los cuidados paliativos necesarios para aliviar el dolor, hasta la terminación natural de su vida.

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