TARDÍO MAYO ESPAÑOL

Con 43 años de retraso sobre el famoso 'Mayo del 68 frances', el de la imaginación al poder, por fin llegó el 15-M a España la famosa movida. Como diría el enterado de turno, no son magnitudes comparables; nada que ver. Sin ánimo de polemizar, ya tenemos el patio lo suficientemente revuelto y cabreado, la presente carta solo pretende aportar unas reflexiones.
Que nadie se engañe, a cierto sector de la clase política sólo les ocupa e inquieta mantener e incrementar su status socioeconómico, si bien, resultan incapaces de resolver las necesidades primarias de millones de ciudadanos, que pagan sus cuantiosos sueldos, dietas, coches odiciales, etcétera, con los sangrantes impuestos que padecemos. Cuando tales conductas sólo se imaginaban, pertenecían al rumor y se cuidaba eso que llamaban 'formas', resultaba medianamente tolerable. La dictadura no permitía veleidades informativas con los políticos del 'Movimiento', que en cifra, todo comparativo con el volumen que aportó la democracia es mera coincidencia. Nada que ver con lo que ocurre ahora, cuando dichos comportamientos y demás corrupciones son aireados por los medios, gracias a la bendita democracia, y considerados como repudiables y objeto de las protestas que inundan las redes sociales.

Todo ese odio, presunta injusticia e incomprensión larvados desde hace años, de alguna forma tenían que aflorar. Grupos como: 'Democracia Real Ya' o 'Juventud sin futuro', cuya logística se coordina a través de las redes sociales y móviles, son los que están protagonizando los movimientos de rebeldía e indignación. Lo que nadie sabe es quien o quienes son los autores intelectuales e imparten consignas.

Estamos viviendo tiempos revueltos y confusos pero altamente inquietantes. Si no se arbitran soluciones eficaces, terminaremos teniendo que asumir el famoso pronunciamiento del sabio Tomac Varelonkivich 'A ti te sobra y yo carezco. Se impone el que repartamos'.

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