termalismo, el tesoro de ourense

Durante los últimos años a los políticos de Ourense se les ha venido llenando la boca a la hora de hablar del termalismo, pero en el momento de plasmar las iniciativas todo se vuelven zancadillas, y los proyectos, uno tras otro, terminan en la papelera. Y si no recuerden lo ocurrido con el que iba a ser hotel 'estrella' en entorno de As Burgas, que por unas alturas de más y unas captaciones de agua que secaron uno de los símbolos de identidad de la ciudad, se fue todo por la borda y ahí están amontonadas las piedras de la antigua casa de baños en un solar que avergüenza a propios y extraños.
Otro de los edificios emblemáticos de esa zona, la vieja cárcel, se cae a trozos y es nido de drogadictos sin que termine convertida en un hotel, o museo, o en lo que quieran convertirla, pero su situación resulta esperpéntica, al igual que el claustro de San Francisco.

Mientras los políticos y empresarios de la ciudad siguen a la greña ahora con el nuevo proyecto del plan de urbanismo (PXOU), insistiendo algunos en la construcción de megatorres y demás edificios que después no se sabe a quién vender, pues la población va a la merma, el único tesoro que en estos momentos tiene la ciudad es el termalismo, como se ha venido demostrando estos días de puente.

Lo que en estos momentos necesita la ciudad, y también la provincia, es contar con unas buenas infraestructuras en torno a los lugares en que se concentra mayor número de visitantes, descongestionando de edificaciones especulativas las charcas que están situadas en las márgenes del río Miño y dejando esos lugares lo más integrados en la naturaleza para que el visitante pueda disfrutar del relax que viene buscando.

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