CRÓNICA

Un año de duelo y silencio

photo_camera Un momento del homenaje realizado por los párrocos de la zona frente a la sepultura.

Adolfo Enríquez Méndez, el párroco de Vilanova asesinado hace ahora un año en la casa rectoral, sigue vivo en el recuerdo de sus convencios y amigos, que así lo demostraron acudiendo al cabo de año en la iglesia parroquial de la que fue titular durante cuatro décadas.

La parroquia de Vilanova dos Infantes, en el concello de Celanova, volvió a revivir ayer los duros momentos de hace un año cuando, un asalto a la casa rectoral de San Salvador, acabó con la vida de su párroco, Adolfo Enríquez Méndez (77 años), y la desaparición de su venerada imagen de la Virxe do Cristal.

Sacerdotes y vecinos llegados desde diferentes parroquias del arciprestazgo celanovés, así como del concello vecino de Calvos de Randín de donde era originario Enríquez Méndez, quisieron acompañar a la familia en la misa de cabo de año celebrada en la iglesia parroquial.

La celebración comenzó a mediodía, pero los exteriores del templo se abarrotaron mucho antes. El comentario generalizado en los pequeños grupos que se conformaron el recinto sagrado era uno: la generosidad y la enorme bondad de un párroco que durante cuatro décadas lo dio todo por Vilanova y sus vecinos. Una vida dedicada a los demás a la que se refirió, en el transcurso de la celebración, su sobrino José Manuel Enríquez y portavoz de la familia, que comentó que "dentro de la tristeza, igual ahora no somos conscientes, pero mi tío fue una figura de la iglesia que reúne las características para ser reconocido como tal".

Agradecidos por las muestras de cariño recibidas en estos doce meses, José Manuel Enríquez confesó que "el día de hoy -por ayer- nos permite cerrar un año de duelo", pero que la pena por el asesinato de su tío la sentirán toda la vida. En cuanto a la investigación policial, que está a la espera de nuevas pruebas que desbloqueen el caso, el portavoz de la familia expresó que "cada organismo e institución sabrán como se han portado", pero reiteró su total confianza a la labor realizada por la justicia y los investigadores "porque ha sido un trabajo de chinos, con unas piezas del puzzle muy complicadas porque en aquella casa -refiriéndose a la vivienda parroquial- entraba todo el mundo".

Sobre la detención y posterior puesta en libertad de dos personas de nacionalidad croata miembros de una misma familia, Enríquez declinaba hacer declaraciones. "Hay muchas cosas que me llaman la atención. La familia no quiere un inocente en prisión, pero si que los culpables, sean los que sean, paguen por lo que han hecho".



"a pequeniña"

El paradero de la Virxe do Cristal, de la que nada se sabe desde el asalto, quedaba ayer en un segundo plano. La ausencia de la diminuta talla de cristal sigue siendo una herida abierta en el corazón de los vecinos que, aunque hace tiempo que no preguntan a los medios si hay novedades, siguen teniendo la esperanza de que algún día aparezca. Tal y como sucedió una noche de 1630 cuando, según el relato de la leyenda inmortalizada por Curros Enríquez, una joven de nombre Rosa encontró la talla y en honor a ella se ordenó levantar una capilla.

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