El libro expone asesinatos que tienen en jaque a la Justicia pese a haberse cometido hace años
Asesinan a una persona "normal", pero los investigadores no logran resolver el crimen, a pesar de que a veces hay sospechosos claros. Dos expertos han removido y han plasmado en un libro varios casos por si alguien recuerda algún detalle que lleve a su resolución, como si de un Cluedo real se tratase. "Crímenes sin resolver" (editorial Ariel), de Vicente Garrido y Patricia López, muestra ocho casos que tienen en jaque a la justicia española, relatando minuciosamente los hechos y adjuntando un perfil criminológico que incluye la escena del crimen, el modus operandi, la victimología y el perfil del supuesto asesino.
Cristina Bergua Vera en 1997, Sheila Barrero Fernández en 2004, Eva Blanco en 1997, Margalida Bestard y Ángeles Arroyo en 2007, Helena Yubany en 2001, Susana Acebes en 2000, los tres miembros de una misma familia asesinada en Burgos en 2004 y la desaparición del niño Yéremi Vargas en 2007... Ocho ejemplos de crímenes sin resolver que los autores del libro diseccionan. Su propósito es que alguien recuerde algún detalle que pueda arrojar luz sobre lo que ocurrió y detener a los autores, para que se haga justicia y para reconfortar a esas familias rotas aún por el dolor.
"Estoy viviendo una situación insostenible, pero pienso que el dolor te hace más fuerte. Desde luego, yo sigo luchando con ahínco por descubrir el paradero de mi hija. Un padre nunca debe rendirse, desfallecer, hay que seguir luchando aunque existan momentos de flaqueza. Jamás perderé la esperanza de encontrar un día a Cristina", escribió el padre de Cristina Bergua cinco años después de la desaparición de su hija. Y continúa esperando.
Puede pasar a cualquiera
Antes de la desaparición de Cristina, Juan Manuel Bergua veía programas sobre personas desaparecidas en televisión y se preguntaba si los casos eran ficticios, hasta que les ocurrió a ellos. Y es que "nos puede pasar a cualquiera", a pesa de que llevemos una vida "normal", como llevaban las víctimas del libro, explican sus autores, que coinciden además en que ahora "no es más fácil resolver crímenes que antes".
Vicente Garrido afirma que la sociedad es hoy más consciente de la importancia que tiene difundir las desapariciones o buscar en las primeras horas tanto a los desaparecidos como a los presuntos asesinos, y cree que casos como los que se relatan en el libro "nos pueden pasar a cualquiera, aunque dependiendo de la vida que llevemos tenemos más opciones". "En España hay poco crimen y en parte es mala suerte que te toque", apostilla este doctor en Psicología y diplomado en Criminología.
Tony King
Él y la periodista Patricia López eligieron ocho casos diferentes que podrían resolverse si alguien aportase nuevas pistas dignas de crédito, como ocurrió tras la muerte de Sonia Carabantes en el año 2003: su asesino, Tony King, no fue descubierto hasta un mes después, cuando la pareja de King denunció que el día que mataron a la joven él había llegado manchado de sangre y arañado. Con la detención de Tony King se resolvió también la muerte de Rocío Wanninkhof en 1999.
