Sin goles no hay paraíso

Vivo se le escapó el Rápido de Bouzas al Ourense, ayudado por el travesaño, que salvó en dos ocasiones a los pontevedreses durante los trece minutos de verdadero arreón de los locales. Se recompusieron después, en un segundo tiempo ya más equilibrado, con mucha voluntad pero pocas ideas. 

No había pasado un minuto cuando Amin ya había probado al guardameta con un disparo abajo de los que parecen sencillos de detener pero no lo son tanto. Buena pinta tenía la cosa, con Willian desplegándose como un avión, con el medio campo bien controlado y con los defensores atentos a una posible contra. 

Manejaba el Ourense pero no porque el Bouzas estuviese parapetado atrás, que a la mínima que podían allá que se iban. Millán cazó un cabezazo que se le marchó arriba, antes que un exceso de confianza de Marqueta a la hora de golpear a punto estuviese de ser aprovechado por Adrián Vaz, al que rebotó la pelota, que no se fue demasiado lejos del poste.

Apretadas las tuercas, con Iker Hurtado peleándose con el árbitro -la amonestación fue surrealista, por llegar antes al balón que el central, que golpeó al ourensano-, el ariete peinó hacia atrás una pelota puesta desde la izquierda, que encontró en el otro palo Gabi Palmás, que la volvió a colocar en el centro, allí donde llegaba para remachar Ces, al que se le adelantó un zaguero. 

Se jugaba el minuto veinte, toque de corneta para trece más en los que el gol rondó el marco visitante en varias ocasiones. El primer trompetazo corrió a cargo de Toño Vázquez, al que el cabezazo se le fue por un pelo. Justo a la media hora, el portero pareció atrapar una pelota bombeada que también buscaba Amín. No se sabe como pero se le escapó, de manera que el canario se la encontró y la pegó, sin mucho convencimiento. El larguero la devolvió al campo. El rechace, de nuevo Toño Vázquez, se perdió por muy poco.

En pleno atosigamiento, Jerin condujo una contra, abrió hacia la izquierda, por donde progresaba Amín. El lateral se comió el balón y el delantero superó a Alex Vila pero no al travesaño. Dos de dos, mayor puntería es complicado. 

La segunda parte invitaba a pensar que alguna entraría. Pero fue discontinua, con Iker Hurtado saliendo despedido en el área y reclamando penalti y con un tirito inofensivo de Adrián Vaz que poco miedo metió.

Los minutos se fueron consumiendo, los cambios poco cambiaron y con la entrada de la noche el panorama se fue nublando para el Ourense. El 23 de octubre, Rubén Domínguez, el entrenador local, se corrió la banda como un poseso para abrazarse a sus jugadores y festejar la victoria sobre el Juvenil de Ponteareas. Mes y medio después también recorrió la banda, solo que esta vez expulsado por reclamar airadamente y braceando -cómo se reclama si no- un penalti sobre Willian en la última jugada del partido. Al línea le faltó tiempo para chivarse por el pinganillo y al árbitro para tirar de cartulina roja.

Se acabó, los ourensanos continúan en el paquete de cabeza con dos partidos pendientes. Mucha liga queda por delante.