Lendoiro: "Florentino Pérez presentó la idea tarde y mal, pero la Superliga se va a hacer"

Augusto César Lendoiro tiene el aura de presidente de los 90. Sin el histrionismo de los Gil, Mendoza o Lopera, con los que compartió palcos, pero con ese aroma a balompié clásico. Lendoiro ha sido el protagonista del podcast Grada988, conducido por los periodistas Jorge Ron, Xabier R. Blanco y Javier Rey. Y ha cumplido con las expectativas. Anécdotas, fichajes frustrados, alegrías y penas. Llegó a donde llegó tras labrarse un nombre en la gestión del fútbol modesto. Ural y Español (de A Coruña). También en el hockey, con el Liceo. Pero el fútbol es su vida. "Al nacer no debí llorar ni gritar, debí dar una patada. Mi vida sin el fútbol sería difícil de explicar". Sus comienzos en el club blanquiazul, complicados. La historia no paga facturas. Lo comprobó nada más aterrizar en la presidencia. "Cuando llego al Deportivo no había camisetas. Tenía un material infinitamente inferior al de equipos de modestos de A Coruña. Pero nunca me preocupó 'coger ese marrón'. Fichajes y negociaciones La subida de nivel fue progresiva. Y los fichajes fueron los culpables, sazonados con gente de la casa. El mercado brasileño fue su ojito derecho. Le obligó a desplegar todas sus artes de negociación. "Para firmar a Bebeto nos fuimos a Brasil. Estuvimos siete días allí. Menos mal que lo fichamos, si no la que nos caen por estar una semana en Brasil y volver de vacío. Le llevamos un collar de Sargadelos a la mujer de Bebeto. Y unas fotos de A Coruña. Les dije que era como Copacabana. Fue la única vez que le tuve 'poner en el cazo' a un hombre de allí para poder acceder a la zona donde vivía Bebeto. Convencimos a la mujer y, claro, las mujeres mandan". Porque negociar con Lendoiro no era una broma. Tanto que se creó un mito alrededor de sus reuniones bien entrada la noche donde jugaba la baza del desgaste para lograr un acuerdo."Algo hay de realidad. Pero los representantes o presidentes luego aprendían y dormían una siesta larga para aguantar. En la tranquilidad de la noche se pueden cerrar cosas. En el fútbol, si no firmas, no hay nada. Al día siguiente van a aparecer desde el entorno del jugador diciendo que si esto o aquello". No todos fueron éxitos. En el tintero, nombres muy importantes que estuvieron a punto de enfundarse la camiseta del Dépor. De Cristiano supieron muy pronto, "pero no había pasta". Otros estuvieron firmados. "Tuvimos cerrada la operación con Etoo cuando se produjo el traspaso de Flavio al Madrid. Firmado. Pero el jugador se negó. Vivía muy bien en Mallorca y ni pudimos hablar con él. O Luis Aragonés. Él quería venir, pero su representante nos pidió tanto y una forma de pago, que no pudo ser. Nos hubiera aportado ese 'punch' ganador". La Liga, en crisis Ese pasado tan vivido le da argumentos para hablar del futuro. Lo hace sin evitar charcos. Sin evitar incluso que estos le salpiquen. "Estamos atravesando uno de los peores momentos de la Liga Española. El fútbol español nunca se ha dado cuenta de la realidad. La dependencia que tenía de las estrellas del Madrid y del Barcelona. ¿El Clásico? Flojito, lo he visto flojito". No tiene dudas: el modelo del fútbol actual no se sostiene. Y la palabra Superliga entra en escena. Lo que propuso Florentino lo propuso tarde, mal y arrastro. Pero la idea está ahí, y se va a hacer. ¿Por qué se va a llevar la pasta la UEFA si son los clubes los que la generan? No se olvida de Galicia. De sus equipos. Mira hacia Vigo para acordarse del "graciñas Lendoiro" cuando fue pieza clave para evitar el descenso administrativo en 1995 de los celestes. "Luego se pasó al 'la casa de Lendoiro es un puticlub. Pero los quiero mucho". Y también a Ourense con un llamamiento a la unidad futbolística en la ciudad. Que se pongan de acuerdo, todos. Y que cada uno pierda plumas. Pero que no sean otro Logroñés, otro Salamanca... Ourense no puede pasar por esto. El momento por el que pasa el deporte ourensano es muy triste. Y hay que hacer algo. Entre todos. El fútbol en Ourense, con el cariño que le tengo al Arenteiro y O Carballiño, está obligado a tener peso en la ciudad". Y para acabar, una anécdota inédita. Año 2004. Partido ante el Oporto, con el pase a la final de la Champions en juego. Un día que aún escuece en el deportivismo y que tiene un sorprendente actor secundario. "Nunca lo he comentado. Estaba el rey Juan Carlos e, improvisadamente, pidió ver a los jugadores antes del partido. Y creo que eso los despistó". ¿Por qué no sigue al frente del Depor? "Porque la gente lo decidió. Quizá se cansaron de ver las mismas caras. Querían un cambio. Pero lo mejor que dejamos fue un deportivismo latente. Y se ve también en la 1º RFEF". Genio y figura. Lendoiro cuenta mucho y, probablemente, calle más. Y habrá que estar atentos a las librerías. Se avecina un libro que promete. Escucha el podcast completo aquí