El Allariz, morir con las botas puestas

Todos los integrantes de la plantilla del Club Deportivo Allariz antes del comienzo de la gran final ante el Barbadás, en el campo de O Couto. (XESÚS FARIÑAS)
photo_camera Todos los integrantes de la plantilla del Club Deportivo Allariz antes del comienzo de la gran final ante el Barbadás, en el campo de O Couto. (XESÚS FARIÑAS)

El Allariz volvió a quedarse con la miel en los labios, pero sabiendo que el haber llegado a su quinta final significaba todo un premio para un equipo compuesto en su mayoría con gente de la villa y que estuvo muy cerca de ascender a la Preferente Galicia.

Muchos de los jugadores pisaban por primera vez el campo de O Couto para jugar una final, pero también había experimentado como Víctor Gallego que llevaba en sus alforjas  tres y otra  con la Copa B y Kike. En cambio, para otros como el veterano capitán Paco soñaba con poder ganar la primera en la recta final de su carrera. “Lo dimos todo, no podemos perdir más. Con esta afición voy hasta el fin del mundo, pero me quedo con lo vivido”.

Es digno de reconocer la capacidad de lucha y entrega de los alaricanos ante un rival de superior categoría y que llegó a ponerse 3-0 arriba. Pero para que no se sintieran solos contaron con el apoyo incondicional y permanente durante todo el partido de sus aficionados, algo que agradecieron enormemente.

El Allariz se impuso en todas las eliminatorias, todas ellas muy ajustadas, custro de ellas ante equipos de la Segunda Galicia. Anxo, con tres goles, fue su máximo anotador en esta edición.

El adiós de Sotelo

El entrenador Miguel Sotelo había llegado en 2010 al equipo donde llegó a disputar y perder la final ante el Verín. Once años despues y afrontando su segunda etapa con el Allariz volvía a meter al equipo en otra final. Fueron en total 213 partidos sentado en el banquillo alaricano, para este peculiar y experimentado técnico que acabó ganándose el cariño de la villa.

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