El Ourense CF se atraganta ante el filial del Oviedo (1-2)

El defensa azulón Hugo Sanz intenta irse de dos contrarios ayer en el campo de O Couto.
photo_camera El defensa azulón Hugo Sanz intenta irse de dos contrarios ayer en el campo de O Couto.
Los de Rubén Domínguez terminaron perdiendo ante el Oviedo Vetusta pese a haberse adelantado en el marcador

El Ourense CF no pudo darse una alegría en el mediodía de ayer domingo y cayó ante el Oviedo Vetusta por un gol a dos en el segundo partido consecutivo de los ourensanos en su campo.

No fue la mejor mañana para los azulones, que dejaron pasar una buena oportunidad de afrontar el futuro mirando más hacia arriba que para abajo, aunque la salvación sigue siendo el primer y único objetivo. 

Desde el comienzo, quedó claro que el filial no venía de broma ni a los carnavales a Ourense. Salieron valientes los chavales de Jaime Álvarez, que movían rápido y bien la pelota y que avisaron con un par de saques de esquina que desbarató la defensa local o con un remate de cabeza de Izan, tras un centro desde la izquierda de Omar Falah, pero que se le marchó por encima del larguero.

Pero el fútbol no entiende ni de dominio ni de posesión ni de nada. En el minuto 18, primera llegada local y bingo. Amin cedió por el centro a Gabri Palmás que a base de fe y rabia se fue de dos rivales, peleó con el tercero y con un tiro raso y cruzado superó al meta Marco. Mejor comienzo imposible.

El tanto afectó a los visitantes y le dio seguridad a los locales que se hicieron con el control del partido en una primera parte en la que no pasaron más peligro.

La continuación ya fue otra historia. El técnico visitante puso sobre el verde al delantero Enol, que sería el gran protagonista para los suyos. Ya avisó en el 46 con un remate que se fue fuera, pero no perdonó en el 58. Recibió un balón de Miguel Cuesta y lanzó un derechazo imposible para Marqueta, 1-1. Y dos minutos más tarde aún pudo ser peor. El meta Raúl Marqueta chocó con Mario Fuente que se llevó la pelota sin que el árbitro pitara nada y en inmejorable posición, con el defensa Chica haciendo de portero, la mandó al larguero.  Y en el 67, el segundo visitante ante el desconcierto local. Una “manito” de esas que están ahora tan de moda de Chistian Molina significó un penalti que, de nuevo Enol, no perdonó. Lo intentaron los locales hasta el final y pudieron empatar, pero a Gabri Palmás o Rubén Sánchez les faltó acierto para lograrlo.

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