Mucho 'black lives matter', mucho ecologismo y compromiso con los pobres, pero a la hora de la verdad, el británico heptacampeón de Fómula 1, Lewis Hamilton, parece más apegado que nunca al vil dinero.
Las diferencias con la escudería Mercedes -Daimler- por la renovación de su contrato son notorias. Según algunas fuentes, Hamilton cobraba 56 millones de dólares y pretendía unos 70. Cantidades un tanto desproporcionadas para una empresa a punto de despedir al 20% de su plantilla por el Covid.
Hamilton amenazó en su momento con abandonar el circuito, en protesta por la contaminación y un supuesto racismo. Parece que sólo era una amenaza.
Ir con chándal por el Capitolio
Entre ponerse de rodillas ante el himno o asaltar el Capitolio hay un término medio que algunos deportistas estadounidenses no entienden.
En su momento escribimos sobre todos aquellos subidos al tren del 'Black Lives Matter', movimiento sospechosamente dirigido y alentado en determinados momentos. Ahora lo hacemos sobre el pintoresco y variado grupo de asaltantes del congreso, instigadospor el zoquete presidente Donald Trump.
Entre ellos, nada menos que un nadador campeón olímpico, Klete Keller y un internacional con la selección de baloncesto, exNBA y exACB, David Wood. Keller, además, portaba la chaqueta olímpica en el asalto. Muy propio.
Paren el Rally, que me bajo
La realidad siempre supera a la ficción. Si hace unas semanas el Barça de baloncesto regresó de un partido en Estambul sin el jugador francés Thomas Heurtel, acusado de negociar con el Real Madrid; en el rally Dakar sucedió un hecho inaudito, entre el piloto pontevedrés Ricardo Ramilo y su propio copiloto, Xabi Blanco.
El copiloto acusó al primero de abandonarle "en medio del desierto". El piloto al segundo de "bajarse en plena etapa y escapar en dirección contraria".
Somos humanos y erramos pero, si discrepaban tanto ¿por qué compartir vehículo, además patrocinado por la Xunta? Si querían promocionar el Xacobeo, no hay queja. Salieron en todos los medios.
La Superliga, vieja ambición
En la última asamblea de socios del Real Madrid de 2020, el presidente dictador Florentino Pérez dejó caer varias ideas de suma importancia.
Primera, a pesar de ser supuestamene uno de los clubes más ricos del mundo, el presupuesto se reduce esta temporada. Oficialmente, por causa del Covid.
Segunda, que por la "salud de los futbolistas y la demanda de millones de aficionados", se hace necesario un "ajuste del calendario y las competiciones".
Es decir, que el Real Madrid y los grandes clubes europeos demandan una Superliga -vieja ambición- y soltar el lastre de Copas, Ligas y Supercopas domésticas. Para inquietud de Tebas y Rubiales. Se avecinan cambios y conflictos.