Recién llegado del Everest, Ramón Diz, de 52 años -cumplirá 53 el próximo mes de agosto-, natural de Xunqueira de Ambía, ya está planificando su próxima aventura. Este veterano del deporte de aventura ya ha coronado en poco más de dos años los picos más altos de cada continente -las denominadas siete cimas-, el último de los cuales era precisamente el Everest.
Ramón Diz acaba de regresar a España de su última aventura, la coronación de la cumbre del Everest, el techo del mundo, pero en su mochila ya acumula muchas expediciones y singladuras varias, y espera sumar algunas más en los próximos años. Diz es un aventurero nato, de esas personas que se sienten ilusionadas con los retos, cuanto más exigentes mejor.
¿Cómo y cuándo empezó su interés por el alpinismo?
El 26 de noviembre de 2006 coroné el Kilimanjaro, una expedición que emprendí con un porteador de la zona. Luego vino el Elbruss, que afronté con una expedición vasca. Después me decidí a afrontar el reto de ascender el Aconcagua, empresa que compartí con Fernando Garrido, que tiene el récord de tiempo vivido en altitud -59 días a 7.000 metros-. Más tarde afrontaría el McKinley, en Alaska, con una expedición americana, y a esta cumbre le seguiría la pirámide de Carstensz (Oceanía). El penúltimo ha sido el Vinsson, en la Antártida, empresa que uní a la expedición al Polo Sur, que me llevó mes y medio. Con la coronación del Everest esta semana soy el sexto alpinista de España que ha cubierto las siete cimas del mundo -los picos más altos de cada continente-
Como yo no soy un especialista sino un mero aficionado, siempre he tratado de ir con una expedición profesional, uniéndome a gente con experiencia en el recorrido que me interesa. Yo afronto estas empresas por el puro interés de aprender. En el caso del Everest me uní a una expedición suiza cuyo jefe ya había realizado esta ascensión en varias ocasiones.
¿Cuáles son sus proyectos a partir de este momento?
El proyecto más inmediato es alcanzar el polo norte geográfico con esquís, espero poder afrontarlo en abril del año que viene. Después querría hacer algo en el desierto, aunque todavía no lo tengo claro del todo. Otro de los proyectos es dar la vuelta al mundo a vela, ya lo he empezado a preparar pero está un poco verde todavía. Tengo mi propio barco, pero también está la opción de un amigo sueco cuya embarcación quizás se adaptara mejor a esta empresa.
A lo largo de todos estos años de deporte de aventura ¿cuál ha sido el momento más crítico por el que ha pasado?
Hace unos 25 años, en Suecia, que tuvo que irme a buscar una patrullera para remolcarme a la costa desde alta mar porque estaba haciendo wind-surf, la marea me alejó de la playa y no tenía fuerzas para volver; la verdad es que lo pasé mal.
¿Qué se requiere para afrontar escaladas como las que usted ha realizado?
Sin duda hay que estar bien físicamente, pero sobre todo anímicamente, porque eres tú solo frente a la naturaleza. También es importante tener unos conocimientos básicos sobre escalada y buscar gente con experiencia para afrontar estas cumbres.
¿Y el presupuesto?
Suele estar entre los 30.000 y los 40.000 euros.
¿Cómo y cuándo empezó su interés por el alpinismo?
El 26 de noviembre de 2006 coroné el Kilimanjaro, una expedición que emprendí con un porteador de la zona. Luego vino el Elbruss, que afronté con una expedición vasca. Después me decidí a afrontar el reto de ascender el Aconcagua, empresa que compartí con Fernando Garrido, que tiene el récord de tiempo vivido en altitud -59 días a 7.000 metros-. Más tarde afrontaría el McKinley, en Alaska, con una expedición americana, y a esta cumbre le seguiría la pirámide de Carstensz (Oceanía). El penúltimo ha sido el Vinsson, en la Antártida, empresa que uní a la expedición al Polo Sur, que me llevó mes y medio. Con la coronación del Everest esta semana soy el sexto alpinista de España que ha cubierto las siete cimas del mundo -los picos más altos de cada continente-
Como yo no soy un especialista sino un mero aficionado, siempre he tratado de ir con una expedición profesional, uniéndome a gente con experiencia en el recorrido que me interesa. Yo afronto estas empresas por el puro interés de aprender. En el caso del Everest me uní a una expedición suiza cuyo jefe ya había realizado esta ascensión en varias ocasiones.
¿Cuáles son sus proyectos a partir de este momento?
El proyecto más inmediato es alcanzar el polo norte geográfico con esquís, espero poder afrontarlo en abril del año que viene. Después querría hacer algo en el desierto, aunque todavía no lo tengo claro del todo. Otro de los proyectos es dar la vuelta al mundo a vela, ya lo he empezado a preparar pero está un poco verde todavía. Tengo mi propio barco, pero también está la opción de un amigo sueco cuya embarcación quizás se adaptara mejor a esta empresa.
A lo largo de todos estos años de deporte de aventura ¿cuál ha sido el momento más crítico por el que ha pasado?
Hace unos 25 años, en Suecia, que tuvo que irme a buscar una patrullera para remolcarme a la costa desde alta mar porque estaba haciendo wind-surf, la marea me alejó de la playa y no tenía fuerzas para volver; la verdad es que lo pasé mal.
¿Qué se requiere para afrontar escaladas como las que usted ha realizado?
Sin duda hay que estar bien físicamente, pero sobre todo anímicamente, porque eres tú solo frente a la naturaleza. También es importante tener unos conocimientos básicos sobre escalada y buscar gente con experiencia para afrontar estas cumbres.
¿Y el presupuesto?
Suele estar entre los 30.000 y los 40.000 euros.
